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escultura

Aluvión de visitantes en Chillida-Leku

El anuncio de cierre y el buen tiempo durante el puente de la Constitución propició una gran afluencia de público en el museo, que aguarda a un acuerdo entre la familia y las instituciones para salvarse

EFE

I.REYERO

El anuncio de cierre inmediato de Chillida-Leku el próximo 1 de enero y el buen tiempo disfrutado en el litoral cantábrico durante todo el puente de la Constitución propiciaron un aluvión de visitantes al museo guipuzcoano que insufló por momentos nuevas esperanzas para su salvación. Alrededor de 3.000 personas se acercaron en los últimos días hasta Henani para recorrer la “utopía” del escultor Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002), cuyo futuro más inmediato depende del acuerdo entre la familia del artista y las instituciones, que ya han anunciado su deseo por reflotar el espacio expositivo.

Numerosas familias, aficionados al arte y curiosos trataban de inmortalizar el caserío Zabalaga, adquirido por Eduardo Chillida y su mujer en 1984, y las obras expuestas en los verdes prados adyacentes, que hacen del lugar uno de los espacios más singulares del patrimonio artístico español. Todos ellos compartían la esperanza de que el museo se salve.

Los hijos del escultor son conscientes sin embargo de que los índices de afluencia no son más que un breve espejismo dentro de las cuentas deficitarias del museo. En sus diez años de vida, Chillida-Leku ha recibido unas 800.000 visitas, la mayoría de turistas de fuera del País Vasco. En los últimos dos ejercicios ha experimentado un descenso de visitas anuales de 80.000 a 60.000 personas.

Negociación

La familia, que el pasado 1 de diciembre anunció el cierre de sus puertas en enero y presentó un expediente de regulación de empleo a la plantilla, insiste en que están “abiertos” a consensuar una solución con las instituciones públicas siempre y cuando se respete la filosofía que inspiró su creación por parte de Eduardo Chillida y su mujer, Pilar Belzunce. Luis Chillida, hijo del escultor y director del museo, asume que el actual modelo de gestión privada es inviable, aunque mantiene sus dudas sobre abrir el caserío a la obra de otros artistas.

Sobre la próxima venta de doce piezas monumentales de Chillida a través de la casa de subastas Sothebys, la familia ha insistido en que nada tiene que ver con los problemas financieros del museo, sino con la necesidad de que la obra de su padre “siga moviéndose por el mundo”, informa Efe.

El anuncio de cierre inmediato de Chillida-Leku el próximo 1 de enero y el buen tiempo disfrutado en el litoral cantábrico durante todo el puente de la Constitución propiciaron un aluvión de visitantes al museo guipuzcoano que insufló por momentos nuevas esperanzas para su salvación. Alrededor de 3.000 personas se acercaron en los últimos días hasta Henani para recorrer la “utopía” del escultor Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002), cuyo futuro más inmediato depende del acuerdo entre la familia del artista y las instituciones, que ya han anunciado su deseo por reflotar el espacio expositivo.

Numerosas familias, aficionados al arte y curiosos trataban de inmortalizar el caserío Zabalaga, adquirido por Eduardo Chillida y su mujer en 1984, y las obras expuestas en los verdes prados adyacentes, que hacen del lugar uno de los espacios más singulares del patrimonio artístico español. Todos ellos compartían la esperanza de que el museo se salve.

Los hijos del escultor son conscientes sin embargo de que los índices de afluencia no son más que un breve espejismo dentro de las cuentas deficitarias del museo. En sus diez años de vida, Chillida-Leku ha recibido unas 800.000 visitas, la mayoría de turistas de fuera del País Vasco. En los últimos dos ejercicios ha experimentado un descenso de visitas anuales de 80.000 a 60.000 personas.

Negociación

La familia, que el pasado 1 de diciembre anunció el cierre de sus puertas en enero y presentó un expediente de regulación de empleo a la plantilla, insiste en que están “abiertos” a consensuar una solución con las instituciones públicas siempre y cuando se respete la filosofía que inspiró su creación por parte de Eduardo Chillida y su mujer, Pilar Belzunce. Luis Chillida, hijo del escultor y director del museo, asume que el actual modelo de gestión privada es inviable, aunque mantiene sus dudas sobre abrir el caserío a la obra de otros artistas.

Sobre la próxima venta de doce piezas monumentales de Chillida a través de la casa de subastas Sothebys, la familia ha insistido en que nada tiene que ver con los problemas financieros del museo, sino con la necesidad de que la obra de su padre “siga moviéndose por el mundo”, informa Efe.

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