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Los hackers no dan tregua en su guerra viral en la red

El foro Anonymous prepara nuevos ataques contra Amazon, que vende una edición para Kindle de los polémicos cables secretos

AFP

ANNA GRAU

El colectivo de hacktivistas Anonymous estrecha su cerco de guerra viral contra todas aquellas empresas y personas sospechosas de perjudicar de algún modo a Wikileaks, se trate de las mujeres que han denunciado a Julian Assange por delitos sexuales en Suecia, se trate de Sarah Palin –que también se declara víctima de ataques online—, se trate del portal Amazon, que excluyó a Wikileaks de sus servidores. Lo cual no le ha impedido poner a la venta una edición para Kindle de un libro que reproduce 5.000 de los cables secretos, comercializado por el alemán Heinz Duthel.

¿No se habían dado cuenta en Amazon, o esta es sólo una más de las contradicciones que afloran en cascada cuando se trata de Wikileaks? A lo largo de este jueves siguieron sucediéndose las paradojas a un ritmo trepidante.

Por un lado, el colectivo Anonymous siguió dando caña online a los enemigos de Wikileaks y justificando estos ataques con un manifiesto donde se invocan la libertad de expresión y la transparencia informativa, sin que eso al parecer implique ninguna obligación de dar a conocer la identidad de los miembros del grupo. El manifiesto de Anonymous insiste en que ese dato es «irrelevante» y en que ni siquiera son siempre los mismos. Desde el orgulloso anonimato que les da nombre llaman a voluntarios de todo el mundo a descargarse el programa que permitirá poner sus ordenadores al servicio de la hackercruzada , algo que las autoridades recuerdan que es ilegal. Hasta ahora ha habido 31.000 descargas.

Un miembro de Anonymous que se presenta como Coldblood (Sangrefría) declaró a la BBC que Visa y Mastercard merecen ser castigadas por «haber cedido a la presión del gobierno». «Dicen que Wikileaks no cumple sus requisitos legales, pero luego van y aceptan pagos de grupos como el Ku Klux Klan«, concluyó.

Anna Ardin

Por ese motivo las redes sociales Facebook y Twitter han cancelado las cuentas de Anonymous , que por supuesto siempre puede abrir otras para seguir operando, en un eterno juego del ratón y el gato. Que ataca lo mismo a grandes corporaciones que a personas como Anna Ardin, la feminista sueca criminalizada por algunos como agente de la CIA por haber presentado los cargos sexuales contra Julian Assange.

Claes Borgström, abogado de Ardin, negó que su cliente forme parte de ninguna conspiración y exigió el cese de su linchamiento online . Sólo unas horas después TheHuffingtonPost informaba de la posibilidad de que Ardin hubiese retirado los cargos o dejado de colaborar con la Justicia sueca. Lo siguiente que se supo de esta mujer es que se podría haber largado a una zona particularmente caliente de Cisjordania con un grupo cristiano que trabaja por la paz entre israelíes y palestinos. Desde allí habría escrito en sueco en su cuenta de Twitter: «Agente de la CIA y feminista rabiosa, amante de los musulmanes y cristiana fundamentalista, frígida y locamente enamorada de un hombre , ¿puedo ser todas esas cosas al mismo tiempo?».

Aunque para esquizofrenia la que se vive en Brasil, donde el presidente saliente, Luiz Inácio Lula da Silva, salió en escandalizada defensa de Julian Assange, afirmando que su detención «atenta contra la libertad de expresión». En cambio, su sucesora en la Presidencia brasileña, Dilma Rousseff, a la que le falta menos de un mes para tomar posesión, se ha desmarcado netamente de estas declaraciones –y de otros elementos antiamericanos de la política de Lula, como la negativa a sancionar a Irán— y ha hecho votos por estrechar lazos con Estados Unidos.

Por último ha trascendido que antiguos miembros de Wikileaks que se marcharon por discrepancias con el modus operandi de Assange, como el antiguo portavoz de la organización Daniel Domscheit-Berg, preparan un sitio alternativo donde se acumulen filtraciones sensibles que estén al alcance de investigadores, pero eludiendo publicaciones masivas e irresponsables. Domscheit-Berg, quien acusa a Assange de haber traicionado el espíritu original de su propio proyecto, prepara un libro sobre su experiencia dentro de Wikileaks , que verá la luz el mes que viene en alemán y en inglés un poco más tarde.

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