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John Lennon no quería ser «un jodido héroe muerto»

Rolling Stone publica por primera vez íntegra la entrevista que le hizo Jonathan Cott tres días antes de su muerte

REUTERS

ANNA GRAU

Tres días antes de que lo mataran John Lennon se sentía más maduro y más tranquilo después de pasar cinco años apartado del frenesí musical, consagrado a la crianza de su hijo Sean, y, aunque ya se planteaba volver a dar conciertos, quería hacerlo con calma. Le molestaba que el público pareciera decepcionado o esperar de él el tipo de subidón que se experimenta ante personajes como James Dean o Sid Vicious. «No estoy interesado en ser un jodido héroe muerto», afirmó en la última entrevista que concedió antes de caer asesinado por Mark Chapman el 8 de diciembre de 1980.

Este miércoles se han cumplido treinta años justos de una de las muertes más universalmente sentidas de la Historia. Los tributos a Lennon son tan constantes que llega a ser un problema cómo distinguir lo extraordinario de lo ordinario. Por supuesto estos días sus fans se han dado multitudinaria cita en los Strawberry Fields de Central Park, pero, ¿en qué momento del año y del siglo no están los Strawberry Fields a tope de gente cantando canciones de los Beatles? ¿Cuándo no se multiplican las veladas y los conciertos de homenaje, las exposiciones especiales, una cápsula del tiempo en su honor, incluso una pluma especial de la casa Montblanc?

Uno de los recordatorios más interesantes es el que en las páginas de Rolling Stone protagoniza Jonathan Cott, el autor de la última entrevista que Lennon concedió antes de su muerte. A lo largo de estos años se han publicado varios extractos y resúmenes, pero es la primera vez que Cott vacía las dos cintas que grabó (son nueve horas) sin guardarse nada. Dice que todavía siente escalofríos al oír la voz de Lennon.

Era la voz de un hombre y de un artista que no se resignaba a dejar de crecer, a quedar congelado como un findus rebelde de los 60. ¿Qué se hace cuando a los treinta o incluso a los veinte años ya tu leyenda es tan grande que bastaría para colmar a generaciones y generaciones de fans? Pero tú todavía estás vivo y quieres seguir estándolo. No te quieres repetir. No quieres morir. El rechazo de Lennon a la gloria rimbaudiana resuena treinta años después como una profecía terrible. Mi reino por un caballo de juguete. Toda mi gloria por abrazar un día más (¿una vida más?) a mi pequeño hijo, por tener la oportunidad de ver cómo se hace grande.

En su entrevista con Jonathan Cott, Lennon hasta hace votos para que esta presión que gravitaba sobre él respetara a otros. Por ejemplo a Bruce Springsteen, del que dice: “Que Dios ayude a Bruce Springsteen cuando de repente el público decida que él ya no es más su Dios, y le dé la espalda. Espero que sobreviva a esto”. Más adelante insiste en que él quiere vivir su vida, no las expectativas de otros: “Dadle una oportunidad a la paz, no disparéis a la gente en nombre de la paz…Yo sólo hago canciones y contesto preguntas…Ya no puedo tener dieciocho años y ser un punk…Veo el mundo con ojos distintos…Aún creo en el amor, en la paz y en la comprensión, como decía Elvis Costello”. Finalmente se alinea con los “rockeros vueltos a nacer” y se ilusiona con su propio renacimiento, concluyendo: “Queda mucho tiempo, ¿no?, todavía queda mucho tiempo”.

En esto es en lo que se equivocaba.

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