A la gallega dueña del Sol le sale competencia

«Yo soy más propietario del Sol que ella». Virgiliu Pop es un abogado rumano, experto en Derecho Público del Espacio, que se registró como dueño del astro rey en 2001 y que está dispuesto a desenmascarar a Ángeles Durán, la gallega que hace tan solo unos días se declaró a sí misma ante notario como legítima dueña de nuestra estrella . Si la noticia la dio entonces La Voz de Galicia con una gran repercusión, ahora el mismo periódico ha contactado con Pop para aclarar el entuerto. Por supuesto, en las palabras del rumano hay una gran dosis de ironía y muchas ganas de hacer notar el absurdo del caso. Ni él se cree el dueño del Sol ni puede serlo Durán.

Que Virgiliu Pop , que trabajó como investigador de la Universidad de Glasgow, ya había inscrito el Sol a su nombre era algo conocido que cualquiera podría consultar en internet -de hecho, ya lo contábamos hace unos días en ABC.es -, aunque no parece que la gallega se diera por enterada cuando acudió al notario para cobrar un canon por las explotaciones solares. Pop realizó su registro solo para demostrar que inscribir el Sol, otra estrella o cualquier planeta a nombre de uno es, sencillamente, una ridiculez. Según cuenta Pop a La Voz de Galicia hay que diferenciar la verdad de la fantasía. «Es como si digo ante notario que Angelina Jolie es mi novia», dice al diario. Por si fuera poco, ni siquiera fue el primero. Ya lo hizo un norteamericano en el 36, quien también reclamó una gran parte de los objetos del cielo.

Pop comenzó a investigar en este asunto de las propiedades solares cuando conoció el caso de Dennis Hope , un estadounidense que creó una empresa para vender terrenos en la Luna o en Marte y que, por lo visto, ha ganado una fortuna vendiendo algo que el comprador jamás obtendrá. El propio Hope aseguraba que no era una estafa y que solamente aprovechaba un vacío legal para ganarse la vida.

Los tratados internacionales establecen que ningún gobierno de la Tierra puede reclamar propiedad alguna sobre la Luna u otros cuerpos celestes, ya que son patrimonio común de la humanidad. El abogado rumano insiste en que es imposible que nadie, incluidas personas individuales, reclame para sí la propiedad de un planeta o una estrella.