La soprano pelirroja

Tras encarnar el complejo y durísimo -tanto en el plano vocal como actoral- rol de Lulú para la ópera de Ginebra, el Festival de Salzburgo y también para el escenario del Liceo en Barcelona, insiste Patricia Petibon en que necesita reposo para el alma y el cuerpo, cambiar el chip y relajarse. Y aclara la soprano francesa que no se le ocurre mejor forma para lograr este merecido descanso que retornar a la interpretación de sus habituales -y ahora añoradas- partituras de Händel y Scarlatti, de Mozart y Gluck. No debe extrañarnos este deseo, pues mientras el rol ideado por Alban Berg es como un centrifugado emocional, las músicas vocales de Händel o Mozart son como una sesión de planchado, eliminan arrugas, son confortables y dan esplendor. Son justamente estos autores barrocos y clásicos con los que Petibon ingresó y se hizo un hueco en los circuitos internacionales del canto gracias a una presencia escénica muy atractiva que se alza sobre una voz con oficio, fresca y ágil, si bien en ocasiones también irregular y falta de recursos técnicos. Todas estas características quedan patentes en su último registro para el sello Deustche Grammophon, Rosso: Italian Baroque Arias.

Petibon se presenta en el Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid, el 11 de diciembre en «Ópera y grandes voces». La soprano estará acompañada en su recital por el Giardino Armonico que dirigirá su titular, Giovanni Antonini. Petibon aborda un programa integrado por arias de concierto y de ópera de Mozart, entre ellas la maravillosa Alma grande e nobil core’ KV 578, o la Bella mia fiamma, addio! KV 528, seguidas de Haydn, que estará representado por una difícil aria de coloratura, la titulada Ragion nell´ alma siede, además de Salamelica de su ópera Lo Speziale. El cocierto se completa con música instrumental, pues Il Giardino ha programado sus versiones de la Sinfonía nº 1 en Re mayor y la nº 49 en Fa menor, La Passione de Haydn además de La sinfonía en Sol mayor Wq 183/ 4 de Carl Philip Emmanuel Bach.