Marta se inscribe como madre de oro

Al contrario de lo que algunos puedan pensar, la maternidad, lejos de ser un obstáculo, se convierte en más de una ocasión en incentivo, en aliado para las deportistas de élite. La mejor atleta española de la historia lo sabe y tiene muy cerca espejos donde fijar sus ojos. Natalia Rodríguez y Nuria Fernández, compañeras de selección, le han enseñado que ser madre y subir al podio no es incompatible. Sus respectivas hijas, Guadalupe y Candela, que apenas se llevan un mes de diferencia, no nacieron con un pan bajo el brazo, pero sí inyectaron una dosis extra de moral y energía a sus mamás. Después de los biberones, las papillas y las visitas al pediatra, llegaron los éxitos deportivos. Superada la treintena, repartiendo el tiempo entre su niña y los entrenamientos, Nuria Fernández conquistó el pasado verano el oro en los 1.500 metros durante el Europeo de Barcelona. Tres metales —dos platas y un bronce— en grandes campeonatos en el caso de Natalia después de su maternidad, también en la prueba reina del atletismo.

Los motivos para que las deportistas de élite renuncien a continuar la lucha diaria son numerosos, y entre ellos también figura la decisión de ser madres. Algunas alargan esta experiencia hasta que su nivel deportivo les permite codearse con las mejores; otras, cuando necesitan un cambio en su vida; y hay un tercer grupo (en el que están la propia Marta, Nuria y Natalia) que buscan la maternidad cuando saben que aún les quedan triunfos por delante.

A este último también pertenece Gemma Mengual. Dos medallas olímpicas, 18 en mundiales y 17 en europeos avalan la carrera de la sirena de la natación sincronizada española, que este mismo mes ha visto nacer a su primer hijo. Durante la gestación, sustituyó la piscina por el pilates y el yoga, pero la campeonísima también quiere acudir a Londres para disputar sus cuartos Juegos Olímpicos.