Las inducciones del parto y el número de cesáreas han aumentado sensiblemente en los últimos dos años. Si la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó en 1985 que estos casos sólo coparan el 15 por ciento de los alumbramientos, hoy suponen en el hospital de referencia de la provincia en torno al 20 por ciento.
El jefe de la Unidad de Ginecología y Obstetricia del Materno-Infantil, José Eduardo Arjona, asegura que los motivos para decidir estas ayudas al parto han variado muchísimo
Por tanto, los porcentajes de la OMS deben ser revisados y ajustados a cada tipo de hospital. Arjona explica que no es lo mismo el Hospital Reina Sofía donde se derivan todas las malformaciones, en gestaciones de alto riesgo, que los hospitales comarcales donde no asisten a este tipo casos.
En este sentido, Arjona explica que se programan los que necesitan una terapia fetal luego. De hecho, las indicaciones también han variado muchísimo. De todos los partos, un 20 por ciento son inducidos, es decir, provocados por una serie de causas determinadas. En los motivos de la inducción no figura que una mujer quiera dar a luz un día en concreto. El principal motivo es el embarazo cronológicamente prolongado para las mujeres «que se pasan de fecha». Este motivo constituye ahora mismo el 33 por ciento de inducciones. El tiempo de espera también ha variado. Hace cuatro o cinco años, se inducían las gestaciones a partir de la 42 semanas. Arjona explica que se comprobó que un volumen alto de mujeres parían entre la 41 y 42 semanas, si se esperaban a la semana 42 había menos inducciones.
Estos estudios también arrojaron que la morbilidad de los niños era elevada, «y decidimos cambiar la fecha, por lo que lo inducimos antes, a la semana 41», comenta Arjona.
En la sanidad privada
Otro dato a destacar es que en la sanidad privada el porcentaje es mucho mayor, ya que superan a todas luces el 25 por ciento. Evidentemente en las clínicas privadas las parturientas pueden acordar con el centro qué día les viene mejor dar a luz.
En cuanto a cesáreas, el criterio para llevarlas a cabo también ha cambiado. Un estudio demostró que si un niño venía de nalgas se le hacía menos daño sí salía por cesárea. Desde hace cuatro años, se programan automáticamente como cesárea y suponen el 21,6% de las intervenciones.
A esto se une un porcentaje del 19,5 por ciento que nacen de esta forma porque hay una desproporción y el niño no sale después de la dilatación completa. Luego están los partos que se provocan, pero luego se tiene que hacer cesárea. Suman el 7,3%.
Luego están las mujeres que no muestran «progresión en el parto». Representan el 6,8 por ciento de las cesáreas que se practican.
Arjona reconoce que el Reina Sofía es «poco intervencionista», pero otro 20,5 por ciento de cesáreas se practican «cuando no estamos seguros de que el niño vaya a sobrevivir al parto. En caso de dudas, l llevamos a cabo. Pese a que hay innumerables instrumentos para controlar el bienestar del bebé, no son fiables al cien por cien y ahí no se debe de intentar restringir las cesáreas. Es mejor hacer una de más que de menos».
Por último, desde la Unidad de Ginecología del Hospital Reina Sofía dejan claro que «no hay cesáreas a demanda». La causa de que las mujeres que acuden al Hospital demandan cada vez más una cesárea son dos: por un lado, que hayan sido sometidas con anterioridad a una, y, por otro, que hayan tenido un problema con un embarazo anterior. En estos casos se les informa y se les intenta tranquilizar al respecto.
