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Tragedia de equivocaciones

El Gobierno ni siquiera ha mostrado un apoyo moral a los saharauis, que es lo mínimo, y lo máximo, a su alcance

Día 10/11/2010
CON el Sahara le ha ocurrido a Zapatero como con el resto de sus grandes planes (la negociación con ETA, el estatuto catalán, la crisis económica): que le ha estallado en la cara. ¿Quiénes eran los grandes amigos, los mayores defensores de los saharauis en España? Los socialistas sin duda. Pero ante la clara violación de sus derechos, lo único que sabe hacer la nueva ministra de Asuntos Exteriores es pedir calma. Y como no quiero cometer el mismo error que ella, me creo obligado, como testigo desde la ONU del entero proceso saharaui —Marcha Verde incluida— a contar unas cuantas cosas, que seguro no gustarán a muchos.
De entrada, que lo del Sahara ha sido una tragedia de equivocaciones por todas partes, empezando por España, que pensó que podía convertir el Sahara, primero, en una provincia española, luego, en una especie de estado asociado bajo su protección, para soltarlo en banda finalmente, cuando Marruecos demostró que estaba dispuesto a ir a la guerra por el Sahara y nosotros, afortunadamente, no.
Pero los saharauis cometieron un error todavía mayor al creer que su enemigo era España, cuando su verdadero enemigo era Marruecos. El Polisario fue creado por el Ejército español como escuela de dirigentes del futuro estado, cuando aquellos vistosos «procuradores» saharauis de las Cortes franquistas resultaron inútiles para la descolonización del territorio que pedía la ONU. Pero en sus prisas, los polisarios arremetieron contra España, favoreciendo los planes anexionistas de Marruecos, conduciéndoles a la situación en que están hoy, aunque algunos de sus dirigentes, al comprobar su enorme error, se han unido a Marruecos.
Para el resto, la situación no puede ser peor. Olvidados. Nadie se acuerda de ellos y Marruecos goza del respaldo occidental, empezando por el norteamericano y el francés, al ser uno de los pocos aliados firmes en el mundo árabe frente al fundamentalismo islámico. El desmantelamiento implacable del campamento de refugiados cerca de El Aaiún, justo cuando se iniciaba una nueva tanda de conversaciones sobre el Sahara en la ONU, ha sido una flexión de músculo marroquí para demostrar quién manda allí. Y ya verán ustedes cómo no hay condena, empezando por la española, cuyo Gobierno ni siquiera ha mostrado un apoyo moral a los saharauis, que es lo mínimo, y lo máximo, a su alcance. Pero la moral es tan ajena al Gobierno Zapatero como la verdad.
El único consuelo que nos queda es que también los marroquíes pueden haberse equivocado. Creyeron poder digerir el Sahara, pero se les está atragantando. Aunque tendrá que pasar mucho tiempo y ocurrir muchas desgracias antes de que el conflicto se resuelva. Si se resuelve.
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