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El Ejecutivo cree «inaceptable» que Chávez le llame «cobarde»

Jiménez llamó al embajador para trasmitirle su sorpresa y profundo malestar

CRUZ MORCILLO/LUIS AYLLÓN

MADRID

El último ataque del régimen de Hugo Chávez a España ha tenido respuesta, por más que ésta resulte contenida. La secuencia de hechos es la siguiente: ayer la Cancillería venezolana emitió una durísima nota en la que calificaba de «demostración de cobardía política» unas declaraciones de los ministros Alfredo Pérez Rubalcaba, Trinidad Jiménez y Francisco Caamaño en las que, según el Ejecutivo de Chávez, «asocian al pueblo y al gobierno de Venezuela con la banda terrorista ETA». El adjetivo cobarde, pues, llevaba nombres y apellidos. El régimen bolivariano exigía además el «cese inmediato» de estas declaraciones.

El segundo capítulo lo contó el vicepresidente Rubalcaba en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. El Gobierno español siente un «profundo malestar» por la nota y así se lo hizo saber la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, al embajador de Venezuela en España, Isaías Rodríguez. Según Rubalcaba, la ministra telefoneó a Rodríguez «a lo largo de la sesión del Consejo de Ministros» para comunicarle la posición del Ejecutivo, aunque añadió que nuestro país seguirá trabajando para mejorar la colaboración con Venezuela en la lucha contra el terrorismo. «Eso no nos impide que cuando haya alguna posición pública, como la de la Cancillería, que nos parece inaceptable e injustificable, lo digamos».

Hasta ahí llegó la protesta. Exteriores no emitió ningún comunicado ni se pronunció durante todo el día. Tampoco Rubalcaba entró en detalles sobre el contenido de la ofensiva nota ni sobre el trasfondo de la misma: la solicitud de extradición del etarra Arturo Cubillas al que la Justicia española reclama por la presunta relación entre ETA y las FARC.

El Gobierno ha recibido estas manifestaciones con «sorpresa», según fuentes gubernamentales consultadas por ABC. No se entienden las razones de este malestar del régimen de Chávez, basadas en unas declaraciones que aparecen distorsionadas en la nota de la Cancillería. El ataque resulta aún más extemporáneo dado que España ha solicitado la colaboración a Venezuela por los cauces oficiales y sin ningún tipo de presión. Y un tercer elemento: el incidente se produce cuando ni siquiera ha habido aún contacto entre la nueva ministra y su homólogo venezolano.

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