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arte

La naturaleza patas arriba

El espacio coruñés Moret Art acoge hasta el próximo mes de diciembre la nueva propuesta de Daniel Sueiras

M. A.

PATRICIA ABET

«Selección natural» es el título que el artista Diego Sueiras ha elegido para bautizar su último proyecto, una mezcla de piezas escultóricas y pictóricas que se podrá visitar hasta el próximo 3 de diciembre en el centro Moret Art de La Coruña. Según el autor, la inspiración le vino de la ley de la selección natural desarrollada por Charles Darwin por que, tal y como Sueiras confiesa, «los hallazgos de Darwin deberían habernos reubicado en la naturaleza, al descubrirnos como meros participantes del milagro de la vida, compartiendo igual protagonismo e importancia en ella que una lechuza o un lémur».

Tras esta declaración se esconde la filosofía del proyecto «Selección natural», compuesto por obras de un alto nivel técnico, que dan cuenta de la exitosa trayectoria del artista gaditano. Las esculturas, quizás los elementos más sobresalientes de la muestra, están realizadas en su mayor parte en terracota policromada y yeso dental, una técnica que Sueiras ha demostrado manejar y con la que logra unos resultados más que verosímiles.

Al contemplar las piezas de Sueiras, muy heterogéneas entre sí, el espectador percibe también el sentido crítico de la exposición. Y es que, más allá del goce visual, el artista pone su granito de arena en lo que considera una relación negativa entre el ser humano y el medio que lo rodea. «Me gusta más posicionarme como observador que como denunciante —confiesa— aunque en muchas ocasiones tomo parte, me posiciono y por lo tanto denuncio».

El devenir de las sociedades modernas también forma parte del ideario de este autor que reconoce que la única manera de no sentirse culpable en este mundo es el desconocimiento. «Tengo ordenador y tengo móvil, aún sabiendo que la extracción de coltán genera muertes innecesarias y no sé si la ropa que llevo la han fabricado niños que deberían estar en la escuela», afirma. «Quizás sea tan solo consciente al 1 por ciento de todas las consecuencias o responsabilidades de mis acciones y, aún así, es una pesada carga de culpabilidad».

Las pinturas al óleo con fondos que roban el protagonismo a los personajes centrales y una serie de dibujos realizados con carboncillo completan esta alternativa cultural en la que sus organizadores han tenido muy presentes a las nuevas generaciones. Así, los más pequeños podrán disfrutar del trabajo de Sueiras a través de un calendario de talleres infantiles que se desarrollarán en el espacio Moret, en contacto directo con las propias piezas. En el caso de los adultos está previsto que se lleven a cabo charlas y tertulias abiertas a todos aquellos que deseen exponer su visión de la obra y de su trasfondo cultural. Así lo explica Nuria Barro, representante de la sala, quien apuesta por aproximar el arte al público a través de acciones de dinamización.

Fruta e ironía

La ironía con la que han sido tratadas las composiciones de «Selección natural» bien podría convertirse en uno de los temas de estos debates que los responsables de Moret promueven, y es que sólo desde esta perspectiva es posible interpretar algunas piezas como «Cabezas de bestias para una taberna de luna», en la que dos cabezas humanas se animalizan hasta el extremo de colgarlas en una pared a modo de trofeo. Otras más amables, caso de «Equus Ferrus Rosae», juegan con los contrastes cromáticos par abrir una ventana a una nueva dimensión natural. Manzanas dentadas, peras estriadas o naranjas bomba forman parte de una serie destacada dentro de la propia muestra en la que los frutos naturales pierden sus cualidades primigenias para adquirir otras propias de los aparatos del mundo desarrollado.

«Selección Natural» es el resultado de cuatro años de trabajo de taller que según su autor «admite todo tipo de posibilidades». Prueba de ello son sus últimas esculturas en las que usa árboles secos como material (caso de «Arbor Lapicerum III»), que también se podrán contemplar mientras dure la muestra. La carrera artística de este polifacético creador comenzó en 1996 cuando ganó un premio nacional de pintura. Después vendrían las exposiciones en museos de todo el mundo como Washington o Baltimor, que se han encadenado desde el 2001 hasta el momento actual. Tras un breve periplo por su tierra natal —Cádiz ha sido el escenario donde se inauguró la obra— su último propuesta llega a la ciudad herculina, donde ya había presentado otras muestras.

Con respecto a esta personal propuesta, ya modo de consejo al visitante, Daniel Sueiras explica que siempre intenta que sea lo representado, la pieza en sí, lo que escudriñe el espectador. «No quiero que nadie se acerque a mis cuadros a estudiarlos, me interesa más que sean los cuadros los que le investiguen a uno», zanja. Queda en manos del espectador la decisión de seguir las directrices del artista, o no.

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