Todos los caminos llevan a la mafia

Asegura Silvio Berlusconi que «escribir sobre la mafia perjudica la imagen de Italia» y, quizá por eso mismo y para evitar que el daño sea exclusivamente local, Francesco Forgione ha decidido armarse de paciencia para seguir las huellas de las tres mafias italianas históricas, la Cosa Nostra, la Camorra y la 'Ndrangheta, y dar forma al primer Atlas mundial del crimen organizado.

Eso es precisamente lo que encierra «Mafia export» (Anagrama), libro en el ex presidente de la Comisión Antimafia italiana ilustra y documenta el proceso de colonización criminal. Una colonización que va de Italia a Estados Unidos pasando por, básicamente, el resto del mundo. Y con especial atención a España y Cataluña, donde, como ya advirtió el escritor Roberto Saviano el año pasado, los mafiosos campan sus anchas e incluso ven como una engorrosa pero pequeña molestia el hecho de tener que pasar alguna que otra temporada entre rejas.

«Allí, en España, es completamente distinto. Cuando me detuvieron en 2003, yo dije: ¿y esto es una cárcel? Podía ver a mi mujer, incluso a solas; también podía hablar por teléfono con tarjetas. Pero cuando terminaban las que se me habían asignado al mes, compraba a mitad de precio las tarjetas de prepago de los pobres diablos encarcelados conmigo, los africanos. Me parecía una ciudad de vacaciones...», escribe ahora Forgione recuperando el testimonio de Maurizio Prestieri, capo de la mafia detenido en Marbella en 2003. «Un prófugo que vive en España es un prófugo muy tranquilo», confirma Forgione, para quien «Mafia export» es su manera de reaccionar contra «la hipocresía; una hipocresía que es igual en Italia y en España y que pasa por no ver a la mafia en los sectores empresariales y financieros».

Aún a riesgo de tener que duplicar los efectivos de seguridad que, asegura, le acompañan cada vez que pisa suelo italiano, Forgione no solo denuncia, sino que detalla qué clanes y familias operan en cada país y ofrece una concienzuda topografía del crimen y su expansión internacional. Y, una vez más, España se sitúa como uno de los destinos favoritos de los mafiosos, sobre todo para los miembros de la camorra napolitana. Ahí están, por ejemplo, los clanes Contini, Frizziero, Licciardi y Di Lauro en Barcelona, el clan Ascione en Girona, la «cosca» Piromalli-Molè en Cubelles (Barcelona), la Alianza de Secondigliano en Badalona...

«Por España han pasado todos, viejos capos históricos de la Cosa Nostra y nuevos jefes mafiosos arribistas. Muchos son detenidos y luego puestos en libertad de nuevo gracias a una legislación que, hasta la aplicación de la orden de busca y captura europea, en enero de 2003, hacía de España una especie de zona franca», confirma Forgione. Por eso no extraña que entre ciertos sectores se haya rebautizado la Costa del Sol como la «Costa Nostra» o la «Cosca del Sol».

«No ha habido prófugo italiano que no haya vivido durante cierto tiempo en Madrid, Barcelona, Málaga o en una de las muchas poblaciones de la costa suroriental española», añade Forgione, para quien la atracción de la mafia por España corresponde a una mezcla de situación estratégica, vacíos legales y facilidad para blanquear dinero. «España representa la puerta de Europa para todas la rutas de la cocaína de Sudamérica y África. Eso convierte a España en un lugar crucial para los mafiosos; sobre todo para la 'Ndrangheta, que es el “broker” internacional de la cocaína», explica.

Por si fuera poco, la legislación española tampoco ayuda. «No hay reconocimiento del delito de asociación mafiosa y es muy difícil secuestrar patrimonio de forma preventiva», apunta Forgione al tiempo que reclama una legislación, por lo menos europea, que contemple el delito de asociación mafiosa en todos los países con el secuestro automático de capitales. «Estamos hablando de holdings económico-criminales a los que hay que golpear en el corazón», asegura.