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LA VIDA EN SOLFA

La crisis y la nueva publicidad

PABLO MELÉNDEZ-HADDAD

QUE la economía va mal todo el mundo lo tiene claro (la duda es ¿hasta cuándo?), pero en el ansia de salir de esta crisis los comercios que resisten hacen lo imposible por conseguir más clientes. La pizzería de la esquina y el restaurante de mi calle, no hacen más que repartir volantes a los peatones con ofertas, descuentos y menús especiales. El bombardeo siempre corre a cargo de alguien más bien tímido, de un jovencito o de un inmigrante que no se esfuerza mucho porque le cojan el impreso que ofrece casi con miedo al transeúnte, acción que, más que nada, nos llena el corazón de ternura.

El buzoneo es otro de los recursos más utilizados por los pequeños y medianos empresarios, una de las pesadillas de todo buen portero ya que muchos de esos papeles acaban en el cubo de basura. Cada día los barceloneses que vivimos en el centro de la ciudad encontramos en nuestros buzones anuncios de todo tipo, desde cuartillas escritas a mano ofreciendo todo tipo de servicios que se intuyen a cargo de un particular (limpieza de casas, cuidado de ancianos y enfermos, masajes, clases particulares —refuerzo para escolares, idiomas—, paseo de perros, etc.), como también trabajos propios del hogar y oficina, desde reparación de persianas a electricidad, cerrajería, fontanería, reformas del hogar, aire acondicionado, calefacción... La gente se busca la vida como buenamente puede.

Esto sucede porque el paro abunda, y no sólo entre las personas menos preparadas. Médicos dedicados a la depilación con láser —que, además, realizan pequeños retoques de estética como quemar venitas en el rostro o eliminar manchas— están desesperados, ya que muchos centros han tenido que cerrar sus puertas ante la escasez de clientes. Los dentistas que dejaron hace años la odontología primaria para dedicarse, por ejemplo, a poner implantes, han tenido que reciclarse y volver a «hacer de todo». Y así como los profesionales viven estrecheces, las grandes empresas también se ven en la necesidad de recurrir a la venta telefónica.

En los últimos meses, la frase «no lo cojas, porque seguro que es publicidad» es común en las casas y oficinas ante una llamada telefónica. Seguros, banca y telefonía son los sectores que más invierten en este tipo de venta directa, uniéndose a esas ya tradicionales editoriales que venden colecciones de libros y enciclopedias acompañadas con regalos como vajillas, colchones, cafeteras, sofás que hacen masajes... Mi suegra, a sus casi 80 años, ya lo tiene todo, incluyendo la enciclopedia y el sofá...

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