Arte con seguro de supervivencia

Dieciocho años después nada es igual y menos aún en el mundo de las artes plásticas. Estampa, la feria de arte múltiple contemporáneo, ha conseguido sobrevivir todo ese tiempo en medio de dos crisis e, incluso, reinventarse. Desde ayer ha tomado posiciones en el pabellón 9 de Ifema con la participación de 80 expositores que trasladan a los espectadores más de 3.000 obras hasta el domingo.

Estampa es una feria de supervivientes. Por un lado ofrece obra múltiple a precios más que ventajosos de autores desde las vanguardias a nuestros tiempos, desde Kandinsky o Picasso hasta el omnipresente Manolo Valdés. Todo ello, garantía para incipientes coleccionistas o puros aficionados, por encima de lo que pueda suponer el valor económico de algo que puede ser inversión. Por el otro, garantiza que arte gráfico o fotografía tengan un escaparate nacional seguro y en condiciones de calidad, donde la libre competencia entre galerías dinamiza un sector silente en plena crisis no sólo económica.

Isabel Elorrieta, su directora, ha conseguido lo que buscaba: «Que Estampa se convierta en un escaparate del arte múltiple», considerando dentro de este orden grabado, fotografía, vídeo o arte sonoro. Y, en menor medida, presentando nuevas ediciones, materiales y soportes. E, incluso, tantear al mercado internacional que ojalá tuviese mayor representación.

En Estampa hay varias galerías imprescindibles. Si se mira desde la esfera de lo clásico, del valor seguro, La Aurora (Murcia), con obra de Kandinsky, Picasso, Braque, Chillida, Le Corbusier, Francis Bacon, Tapiès o Saura. O también, el stand de Cayón, con los mismos nombres españoles más Jaume Plensa, Lucio Muñoz y Joan Miró o el infatigable Carlos Cruz Díez con su siempre sorprendente op art. Y si se contempla desde el punto de vista de lo más rabiosamente actual, ahí queda la exhibición de Pérez de Albéniz con las series fotográficas de Pello Irazu, las imágenes más sonidos de José Manuel Broto y Ricardo Llorca o las premiadas composiciones de Txomin Badiola. O, la constante La Caja Negra, que se atreve, doblemente, a editar al artista invitado de la feria, José Pedro Croft, y, a su vez, a montar un espacio con Richard Serra, Jan Hendrix y Bruce Nauman.

Mención especial tiene la reivindicación de la naturaleza como objeto propio y transformado de Javier Almalé y Jesús Bondía, en la Galería Spectrum Sotos. O la simpleza de Javier Roz con sus fotografías y lápices en sus series «Lugares del exilio» y «Los que viajan por dentro» entre las paredes de A Cuadros, y o el estudio sobre las expresiones femeninas de Didier Lourenço en Obra Recent. Apuestas seguras, dentro de las corrientes artísticas actuales, son las de Benveniste (Abraham Lacalle, Jacobo Castellano, Cristina Iglesias y el premiado Pat Andrea) o las de Estiarte con Eduardo Nave, Jaume Plensa y Darío Urzay. Blanca Muñoz cruza sus esculturas de pared entre las paredes de esta última galería y las de Malborough, ofreciendo uno de los trabajos más sinceros de todos los que se pueden ver en Estampa, esculturas en mármol azul que descansan sobre varillas de acero y que hacen del espacio algo finito y sensible.

Estampa tiene entre sus pilares tres secciones. La más importante, por ser escaparate, es Tentaciones, donde siete artistas, seleccionados entre 150, trasladan unas propuestas que quieren calificarse como «emergentes». En ella destaca la instalación de Juan Zamora; 17 dibujos que obedecen (literalmente) al nombre de «Cuando toca la corneta y todos callan», simbólico título válido para todos los tiempos. Book-IN alberga trece editoriales con sus publicaciones y libros de arte, mientras video.Es se convierte en plataforma de reflexión con seis artistas.