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Benedicto XVI canonizó a la fundadora de las jesuitinas

España estuvo representada solo por un secretario de Estado

AP

JUAN VICENTE BOO

CORRESPONSAL EN ROMA

Ante casi cien mil peregrinos que abarrotaban la Plaza de San Pedro, Benedicto XVI canonizó ayer a Cándida María de Jesús Cipitria y Barriola, fundadora de las Hijas de Jesús, más conocidas como las jesuitinas, presentes hoy en 17 países del mundo. La Madre Cándida es la primera santa guipuzcoana y el tercer santo español canonizado por Benedicto XVI en sus cinco años de pontificado.

El Papa afirmó en su homilía que «aquella muchacha de origen sencillo», nacida en 1845 en un caserío de Andoain, contaba con «escasos medios», pero «contagió a otras Hermanas para seguir a Jesús y dedicarse a la educación y promoción de la mujer». Aquella tarea, emprendida el 8 de diciembre de 1871 cuando fundó en Salamanca la Congregación de las Hijas de Jesús, era un desafío social, pues no se cuidaba la educación de las mujeres ni la de los pobres.

Junto con la religiosa española fueron canonizados un sacerdote polaco, dos religiosas italianas, el hermano André Bessette, primer santo canadiense, y la religiosa australiana Mary MacKillop, quien fundó una congregaciopara la educación de niñas en la Australia rural también a finales del siglo XIX, como la nueva santa española.

El cardenal Antonio María Rouco Varela presidió la delegación religiosa española, formada por más de tres mil peregrinos entre los que figuraban el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla y otros cuatro obispos de nuestro país. La delegación del Gobierno estaba encabezada por el secretario de Estado de Justicia, Juan Carlos Campo Moreno. Una vez más, la representación oficial española era de nivel inferior, sobre todo comparado con la polaca, encabezada por el presidente de la república, Bronislaw Komorowski, quien fue recibido el sábado por Benedicto XVI y confirmó la buena marcha del proceso de beatificación de Juan Pablo II.

Pero la peregrina más especial era la jesuitina vallisoletana Carmen del Val Rodríguez, de 87 años, recuperada inexplicablemente en noviembre de 2000 de un coma cerebral irreversible después de que su comunidad invocase a la Madre Cándida. El caso, perfectamente documentado clínicamente, se convirtió en el milagro aprobado para la canonización de su fundadora. Hablando en español, el Papa comentó a las jesuitinas que «tienen en su fundadora un modelo de vida muy alto que imitar, y una misión apasionante que proseguir en los numerosos países donde ha llegado el espíritu y los anhelos de apostolado de la Madre Cándida».

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