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Vicente Ferrer, a la conquista del Nobel: un premio a la esperanza

El comité anunciará mañana si la Fundación catalana es Nobel de la Paz 2010

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JAIME LEÓN

La revolución silenciosa que comenzó Vicente Ferrer hace más de cuatro décadas podría hacer mucho ruido mañana. Ese día la lucha del humanista catalán por mejorar la vida de los pobres entre los pobres en la India podría ser reconocido con el Premio Nobel de la Paz 2010, al que opta la Fundación Vicente Ferrer (FVF). La candidatura se basa en el modelo de desarrollo creado por la ONG española: permanencia a largo plazo y enfoque integral —educación, mujer, pobreza, sanidad y ecología—.

Un «modelo para erradicar la pobreza exportable a otros países», de acuerdo con Ana Ferrer, viuda del catalán y directora de la FVF. Los números de este modelo son difíciles de asimilar. Más de 2,5 millones de personas se benefician de la ayuda de esta ONG en el distrito de Anantapur, en el sureño estado de Andhra Pradesh. Cerca de 150.000 alumnos acuden a 1.600 colegios. Sus hospitales trataron 420.000 personas en 2009 y en un lugar que no sería habitable, según las previsiones geológicas se han plantado tres millones de árboles.

Apoyo unánime en España

La candidatura de la Fundación Vicente Ferrer —que ya se ha presentado en cuatro oportunidades— nació en esta ocasión de una plataforma ciudadana independiente que ha recibido apoyos sociales y políticos de forma unánime en España. Grupos parlamentarios, políticos, escritores y personas destacadas de sectores tan diversos como el científico, empresarial y los medios de comunicación, entre los que se encuentra ABC, han prestado su apoyo a la iniciativa, que cuenta con más de 300.000 firmas.

Humilde y sencillo, Vicente Ferrer no era amigo de los focos mediáticos ni de los premios. Sin embargo, el prestigioso galardón al que opta este año la Fundación que lleva su nombre le parecería una bendición. La FVF cuenta con un gran apoyo en España, pero su trabajo se desconoce fuera de nuestras fronteras.

En la misma India poco se sabe del «milagro» de Ferrer, fallecido en 2009. Y en Reino Unido Ana Ferrer es prácticamente desconocida. El Premio Nobel de la Paz 2010 abriría las puertas de la Fundación a la solidaridad internacional. Y con ello más niños serían apadrinados, se plantarían más árboles, se levantarían más hospitales. La incógnita se despejará hoy cerca del mediodía en Oslo.

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