ÚRSULA LÓPEZ, UNA GRANCANARIA DE BRILLANTES

Muchos han sido los artistas, de muy diverso género y cualidades, que ha dado Gran Canaria a lo largo de los siglos y que triunfaron fuera de las fronteras insulares y, sin embargo, muchos de ellos en su tierra natal sólo cosecharon olvidos, cuando su vida y su obra podrían engrandecer ese pozo cultural y artístico que siempre ha señalado a esta isla y a su capital. Ahora, cuando se ha presentado para este otoño la próxima Temporada de Zarzuela, he recordado a una cantante nacida en Las Palmas de Gran Canaria, la tiple Úrsula López, que triunfó plenamente en el orbe del género chico en los escenarios españoles y de muy diversos países americanos, en especial México y Argentina.

Como ya se ha dicho, la grancanaria Úrsula López se adelantó en mucho a su tiempo, y su vida fue verdadero símbolo de los alegres años de la «belle époque», cuya vida podemos rememorar en la biografía que su nieto Luis Bellido de León le dedica en un libro titulado «Úrsula López. La diva de los brillantes» (Ediciones Amberley 2009), pues fue una apasionada de las joyas y de los atuendos, que lució de forma espectacular en los mejores escenarios de Madrid, como el Teatro de La Zarzuela, de donde salía escoltada para subirse en su flamante «Panhard»; un libro en el que surge de forma plena esta artista olvidada, que fue pionera en su manera de entender tanto el arte como el papel de la mujer en la sociedad y que, tras contraer matrimonio en La Habana se convierte en una estrella de zarzuela en México, donde debutó. Desde allí, cuando su éxito era absoluto, volvió a Europa, afincándose en Madrid en 1907, donde debutó muchas obras de notables compositores como Lleó, Alonso, Calleja, Penella o Padilla, al tiempo que también ejercía como una importante empresaria teatral.

Tanto ABC, como la revista ilustrada Blanco y Negro, le dedicaron muchas páginas, pero hoy, entre ellas, destaca la entrevista con ella que el destacado periodista Luis Gabaldón publicó en Blanco y Negro el 13 de abril de 1913, en la que señalaba cómo «la tiple canaria —Úrsula nació en Las Palmas, y como todas las isleñas, en su cutis suave hay una ligera entonación pajiza que parece la sutil veladura de un tul— me recibió con su más amable sonrisa», para confirmarle efectivamente que su trabajo en el teatro había comenzado entorno a 1905 en México, y que como empresaria teatral había regido los destinos del Gran Teatro. También le señala como, tras cumplir sus compromisos en Barcelona, organizaría una compañía para ir a Buenos Aires, aunque antes ofrecería una serie de funciones en Sevilla Cádiz y Canarias, donde embarcaría para la Argentina.

En fin, toda una gran estrella y artista de comienzos del siglo XX, oriunda de Las Palmas de Gran Canaria, cuya vida hoy merecería ser recordada por su valentía, su coraje y su ímpetu como mujer y como empresaria. Su días de gloria pasaron y, una vez retirada de los escenarios, su vida culminó al frente de la pensión Falcón, ubicada en el número cinco de la madrileña calle de Santa Engracia, curiosamente el actual y prestigioso Hotel NH Embajada. Gabaldón terminaba su entrevista reseñando la significativa y curiosa anécdota de cómo «aún anda por esos mundos un suizo que la siguió a cuantas partes fue, y que, ante el fracaso de sus tentativas, pretendió entrar de chauffeur a su servicio, ¡siquiera para verla desde el pescante!».