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FOTOGRAFÍA

Los retratos de Pepe Castro: Inés Gárate

«Entre sus manos sujeta una delicia de mazapán, y diera la impresión de ser una cirujana saliendo del quirófano para anunciar la feliz noticia a la familia del paciente recién operado: "Todo salió bien, se recuperará"»

PEPE CASTRO

POR MARÍA JOSÉ MUÑOZ

Inés Gárate. 60 años. Empresaria. Directora Gerente de Santo Tomé S.A., que es casi como decir sacerdotisa del templo del mazapán, dulce toledano elaborado con almendras, azúcar y miel. Tan unida está esta burgalesa de cuna a la vida del obrador de la mítica calle Santo Tomé, que después de pensárselo un rato decidió volver a su empresa y regresar al estudio del fotógrafo con su bata impoluta de confitera.

PEPE CASTRO

«Protegida» ya por la prenda, posa ante la cámara con una amable y radiante sonrisa, tan blanca como la bata, donde destaca un bordado con el logotipo de la empresa inspirado en el molde de una antigua pasta de café. Entre sus manos sujeta una delicia de mazapán, y diera la impresión de ser una cirujana saliendo del quirófano para anunciar la feliz noticia a la familia del paciente recién operado: «Todo salió bien, se recuperará».

El cuidado de los detalles y la fidelidad a la tradición son normas esenciales del trabajo de esta mujer a la que el amor condujo a Toledo desde Madrid, donde impartía Literatura en un centro de Formación Profesional. Cambió las aulas por los dulces y en ello tuvo mucho que ver Ángela, la madre de su marido, que al jubilarse del obrador le ofreció dirigirlo.

Y ella aceptó, claro, sin pensárselo mucho, quizá porque intuía que treinta y ocho años después el destino, en forma de trabajo serio e inteligente, le tenía reservado el éxito empresarial, aunque el empeño no fuera fácil en aquel Toledo cerrado y extremadamente conservador que observaba los pasos de aquella joven de fuerte carácter pero afable en el trato.

En el obrador que dirige, fundado en 1856, trabajan cuarenta personas, desde maestros artesanos a vendedores. Y cuatro tiendas; pronto abrirá una nueva en plena crisis. En su tiempo de ocio, Inés cultiva peonías en su casa de los cigarrales mientras se divierte en su reciente papel de abuela y comparte sus días con la gente, el único «tesoro» al que —dice— hay que apegarse para ser feliz.

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