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Marruecos eleva la tensión en Melilla y tacha de «provocación» la visita de Rajoy

El presidente de la Ciudad autónoma, Juan José Imbroda, pide «lealtad» al Reino alauí

LUIS DE VEGA

Marruecos caldeó ayer la llegada de Mariano Rajoy a Melilla, prevista para este mediodía, con el envío de una carta por parte del primer ministro del Reino alauí en la que calificaban el viaje del líder del Partido Popular de «ataque» y «provocación».

El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, conversó por teléfono con el presidente de los populares sobre esa «sorprendente» misiva. El jefe de la oposición, recordó Imbroda en una entrevista con ABC en la tarde de ayer, ya estuvo en la ciudad el pasado mes de junio y no hubo ninguna reacción del país vecino.

Esta «visita provocadora» es «un ataque a los sentimientos de los marroquíes» y va contra «el clima de buena vecindad», señala la misiva, enviada por Abbas El Fasi como secretario general del nacionalista Partido Istiqlal (PI), hermanado con el PP en la Internacional Democrática de Centro. El primer ministro recuerda además la petición marroquí de abrir un diálogo que aclare el futuro de las que Rabat considera «ciudades ocupadas».

«Es una provocación innecesaria por parte del Gobierno marroquí —opina Imbroda—, que está invadiendo un terreno que no es suyo, que es la soberanía española». «Rajoy como cualquier cargo público nacional puede venir a Melilla porque viene a su casa, porque viene a España».

El presidente del PP dará un paseo y tomará café en el centro de la ciudad sobre las doce del mediodía, después celebrará encuentros en la sede de la Asamblea y mantendrá un almuerzo privado antes de regresar a Madrid. Rajoy, según la agenda prevista, no tiene previsto acercarse al perímetro fronterizo que separa la ciudad de Marruecos, donde ayer varios marroquíes preparaban algún acto de protesta con pancarta incluída.

Hasta la zona de la frontera sí se acercó sin embargo el ex presidente José María Aznar, que estuvo en Melilla el pasado 18 de agosto, en plena tormenta con Rabat. Varias decenas de activistas marroquíes tenían entonces en jaque el principal paso fronterizo, el de

Beni Ensar, amenazando con cerrar la entrada de mercancías desde el Reino alauí.

«Racista»

Marruecos había hecho públicos cinco comunicados acusando a la Policía española de «racista» y el Rey Don Juan Carlos llegó incluso a llamar por teléfono a Mohamed VI para tratar de encauzar la crisis.

«Yo creo que con Marruecos hay que llevarse bien, pero hay que ser leal. Me duele que un socio preferente, que un amigo muy unido a España, haga estos ataques de una deslealtad supina», se queja Imbroda y añade que «España tiene que ser más seria, tiene que ser más rotunda y no dar lugar a dudas».

«Se ha prefabricado que cuatro estén en la frontera chillando quizás para otro objetivo, que fundamentalmente es el sahara» porque «las relaciones económicas, comerciales, culturales y sociales que hemos llevado con el Gobierno marroquí han sido excelentes». «Ceuta y Melilla no somos un problema para Marruecos, no somos una cuestión importante. Ellos tienen un problema territorial enorme, que es el sahara. Eso sí es un problema de muy difícil resolución».

«Los que sufrieron más en aquellos momentos fueron los funcionarios policiales y cocretamente las mujeres policía. Ellos hubiesen necesitado un apoyo más importante por parte del Gobierno central y no lo tuvieron», señala el presidente de Melilla, que no mantiene buenas relaciones con el delegado del Gobierno en la ciudad, Gregorio Escobar. «Eso fue un mal precedente, porque además en eso se fijó Marruecos».

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