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REAL MADRID

Tres horas para marcar un gol

Ricardo Carvalho acabó con el peor inicio anotador del Madrid en la Liga. Los delanteros fallaron demasiado

AP

JULIÁN ÁVILA

El aficionado del Real Madrid se las prometía muy felices camino del Santiago Bernabéu. La radio escupía noticias jugosas. El Barcelona caía ante el Hércules en su casa y provocaba una sensación de alivio en el seguidor blanco. La ovación cerrada llegó cuando por los videomarcadores del estadio enseñaron el resultado final. Es la alegría del pobre. Festejar los males ajenos. Pero es lo que hay. Cualquier tropiezo del rival se convierte hoy en una fiesta.

Con el subidón en el cuerpo, tomó asiento y comenzó a examinar a su Madrid. Puso mala cara cuando vio el estado del césped. Impresentable. La culpa es de un hongo. Y se había colado de manera más extraña. Uno de los tractores que se encarga del cuidado de la hierba perdió aceite. En la viscosidad del líquido se camufló la pandilla de «hacker». Destrozó la banda de la calle Padre Damián, la que patea habitualmente CR.

Mala señal. El tapete estaba carcomido. Y el Madrid prefiere la alfombra verde. Había que adaptarse. La ocasión era pintiparada para superar al Barcelona. Mourinho puso en el once toda la artillería. Cristiano, Higuaín, Benzemá y Ozil. Cuatro delanteros. Y dos centrocampistas. Un riesgo, porque sin canalizadores es muy complicado crear juego y se puede partir el equipo. Y la fractura se puede acelerar cuando el grupo se encuentra en proceso de construcción y el partido llega después de una jornada de selecciones.

En la primera parte se cumplieron los peores augurios. El Madrid no encontró el sitio. Y los delanteros se empecinaron en hacer la guerra por su cuenta. Se perdieron las referencias en las líneas y el juego fue plano, previsible y sin continuidad. Xabi Alonso y Khedira no daban abasto para enlazar con los compañeros más adelantados porque Ozil no se descolgaba para acortar las distancias entre las líneas y porque los centrocampistas ocasiones, Ramos y Marcelo por las bandas, nunca se acoplaron para hacer de correa de distribución por los costados.

En el caos, el Madrid fue acumulando minutos sin marcar. Se vino de Mallorca sin rascar bola y se marchó al descanso igual. Más de dos horas, eso sin contar que el último tanto lo hizo la pasada temporada ante el Málaga en el minuto 47. En total, tres horas hasta que Carvalho sacó provecho de una contra bien llevada por Ozil. Fue en el minuto dos de la segunda parte. Antes, el público del Bernabéu ya se había olvidado del fiasco del Barcelona y despidió a sus jugadores con pitos camino del vestuario.

Mejoró la cara en la segunda parte. Sólo a ráfagas. No supo cerrar el encuentro. Gozó de varias ocasiones clarísimas en las botas de Cristiano y de Higuaín, acciones siempre contestadas por Ricardo. El guardameta de Osasuna fue el más destacado de la noche y se encargó de alimentar la ansiedad de los delanteros blancos.

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