Hazte premium Hazte premium

Esmirriado botín en una batalla muy menor

JOSÉ MANUEL CUÉLLAR

A ver, aquí, ganen o no ganen, hay que empezar a ir poniendo a la gente en su sitio, sobre todo a los listillos o a los que van de ello. Le preguntan a Mourinho, o le advierten, que aquí, en el Bernabéu, lo que prima es, sobre todo, jugar bien al fútbol. Y va el tío, desahogado, y responde que «¿y en San Siro no?». Pues tío, claro que no, evidentemente que no. Es historia, no opinión, que en San Siro, y en toda Italia, da igual jugar bien al fútbol, sino ganar. Y a eso respondería Mourinho, ¿y aquí no? Pues no, macho, pues no. Aquí ganar es una ordinariez como otra grosería cualquiera. Aquí hay que jugar bien al fútbol y luego ganar. Y hay pruebas recientes: a Capello y a Schuster les han echado, ganando la Liga, por bastos y groseros. Así que eso, aquí no vale.

Viene a cuento de que la primera parte ante Osasuna no le valió a nadie. Un tostón intolerable, fuera de tono, totalmente inadmisible. Vale, estamos al principio y hay que ajustar. La alineación, con Ozil en su puesto, valiente arriba con Benzema e Higuaín atacando, era agresiva, pero faltaron muchas cosas: Benzema de delantero, no de extremo; Khedira, muchos más metros arriba dejando solo a Xabi para que organice, más subidas de los laterales, todo lo que es necesario para superar, no a Osasuna —pálido reflejo de lo que suele ser— sino a los que van a ir al Bernabéu, que se van a cerrar cien veces más.

Hay que arriesgar más, dar más, tocar más, subir muchos metros más, meter los laterales en las entrañas de los rivales, en suma, saber dónde estás, que ya es hora...

Muy poco fútbol

El partido fue un sufrimiento —no para los madridistas, que también—, sino para el espectador puro y duro. Tras la boutade del Barcelona ante el Hércules, se esperaba a un Real Madrid abrumador, tremendo, acongojante. Pero no, para nada: presión correcta, pero más por la timidez de un desconocido Osasuna que por otra cosa. Por ejemplo, por el meritorio fútbol del Madrid, que no existió. Empuje un tanto a ciegas, sin colectivo, a expensas de las cosas de Cristiano, apenas existentes, o de lo que se ocurriera a Ozil, que sí se le ocurrió, pero no lo suficiente como para desequilibrar a un rival sin dientes, pero con cierta firmeza defensiva que fue suficiente para complicar al Madrid en una primera parte más que deficiente.

Marcó el Madrid nada más comenzar la segunda mitad. Y marcó Carvalho, que viene a ser un reflejo de cómo se estaba jugando, mal. Fue una jugada de Khedira, que hace más de lo que parece y menos de lo que le ven los ignorantes, que son muchos en esto del fútbol.

Y, hala, a dormir, que no hubo más. Bueno, sí, taconazos de Cristiano, que son como las miradas al espejo que realiza en el anuncio de Time Force —¿por qué sale en calzoncillos, como en el anuncio de Armani, si enseña un reloj?— que se mira más a él que a la Pataky ¿?. Es decir, un brindis al sol.

Así que hubo poco más que ver. Osasuna fue un ser un tanto inanimado, de esos que son muy valientes en el Reyno de Navarra pero que cuando llegan al Bernabéu se ponen la capa de invisibilidad de Harry Potter y ni se les ve. Pasar por aquí el menor tiempo posible y esperar a estos tipos a la vuelta, que se van a enterar. Pero aquí, nada.

Todo fue del Madrid. Dominó en todos los conceptos del juego, aburrido claro, pero confeccionando entre todos un partido para olvidar. Vale para los puntos, pero que Mourinho se olvide de que este es el camino a seguir porque para nada. Así empezaron los otros dos y no les valió. Aún es pronto, pero por aquí no se va a ningún lado.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación