Guerín, el huésped y el pez que se muerde la cola

Con todo ello, bien urdido y (re)tratado, ha hecho ahora «Guest (Invitado)», un largometraje que hoy se ha presentado en el Festival de Venecia , y que luego viajará a Toronto, San Sebastián y probablemente a la otra mitad del mundo, con lo que, mientras viaja con «Guest» podrá hacer un nuevo largometraje que no se titulará «Guest 2», porque Guerín es un cineasta irrepetible .

Cine redondo. «Guest» empieza en la Mostra de Venecia de hace un par de años, con los operarios retirando paneles, alfombras y restos de león, y ha terminado, dicho sea en el sentido de obra acabada, estrenándose aquí, en la Mostra, en la sección Horizontes , que es, en cierto modo, donde tiene puesta siempre su mirada de cineasta José Luis Guerín.

Curiosamente, la pequeña cámara de este director se hace dueña de la calle allá donde va, sea Colombia, Chile, Brasil, Estados Unidos y recoge de ella lo que hay. «Guest» es un elogio de la encuesta, la opinión, y en ella (la película) vuelcan la suya todo tipo de gentes, pero, especialmente, las gentes que viven y beben en la calle (en una plaza de Sao Paulo se monta un jolgorio tipo «Viridiana»), aunque sabe darle un golpe de cintura a su cámara y le entra en ella un Nueva York de esterilla, como el que Dieterle le preparó a Jennie... O tiene la suerte de los genios y se encuentra por ahí, de birras, a Jonas Mekas , precisamente uno de los inventores de esto de las películas diarios.

Guerín ha decidido que su película durara solo 133 minutos, pero porque es humilde, porque «Guest» hubiera podido durar un día o dos , o al menos lo mismo que las del propio Mekas.