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«Estar delante de las cámaras no me gusta nada, soy tímido»

Ian Querejeta, de quince años, ha heredado, de su madre y de su abuelo, su pasión por el cine

PATRICIA GARDEU

«Yo creo que a todo el mundo le gusta el cine», asevera él. La diferencia es que a Ian Querejeta, más que gustarle, le apasiona. Claro, que, como se entreve por su apellido, le viene de familia. Este quinceañero madrileño ha crecido rodeado de cámaras. Además de su abuelo, el productor Elías Querejeta , su madre es la directora de cine Gracia Querejeta , que debutó con trece años, y que ha dirigido películas como «Siete mesas de billar francés» o «Héctor». De esta última son, precisamente, los primeros recuerdos que Ian tiene asociados a un rodaje: «Yo tendría siete u ocho años cuando estuve en esa película, y son de entonces mis primeras imágenes relacionadas con el cine de mi madre». Y es que allí nació su amor por el cine: «Desde muy pequeño, iba a los rodajes y todo me parecía increíble».

Antecedentes no le faltan, pero Ian asegura que su familia no le ha presionado nunca: «Me he educado como un chico normal y corriente. Lo único que mi familia hace es aconsejarme de vez en cuando». Aunque después de quedarse pensativo, matiza: «Aunque imagino que a mi madre le gustará que siga sus pasos».

Campamentos de película

Ian empezará en septiembre Bachillerato y asegura que su prioridad son los estudios, «aprobar matemáticas, que me quedaron para septiembre», reconoce. Durante el curso, apenas le queda tiempo para dedicarse a su pasión . Por eso, durante el verano, aprovecha para hacer lo que más le gusta y acude a los campamentos de la escuela de cine para niños y jóvenes «Orson the Kid» . Durante el campamento, cada chico escribe un cuento. Después, eligen el mejor, elaboran el guión y lo ruedan. Se montan las escenas y se compone la música. Cada uno elige qué función desempeñar. «Algunas —explica Ian— son incompatibles entre sí, como dirección, cámara o sonido; pero por ejemplo vestuario puede desempeñarse con producción». Durante todo el rodaje están supervisados por profesores que les indican «por dónde tirar».

Este verano, Ian rodó un cortometraje y sólo ha estado quince días, pero el verano pasado fueron casi cinco semanas. La película se mostró en varios festivales. «Trataba sobre los Derechos Humanos y fuimos a presentarla a Ginebra. Fue muy divertido, pero estar delante de las cámaras no me gusta nada. Además, aunque luego soy más extrovertido, al principio soy muy tímido».

Quizás por eso, o por tradición familiar, Ian se decante por estar detrás de las cámaras. Le gustaría estudiar Dirección de fotografía cuando acabe el instituto, aunque piensa que ahora en el cine está todo muy complicado: «Tanto para los jóvenes como los adultos, está difícil porque con la crisis se hacen menos películas. Y no ayuda que la gente las descargue».

Entre sus filmes favoritos están «El Padrino I» y «Scarface», y asegura que el cine negro es su género predilecto. Pero como todo no es cine, Ian dice que además de ver películas, tiene «aficiones normales: jugar al baloncesto, escuchar música, salir con mis amigos…». Además, le gusta viajar —«conoces gente y mundo»—, y como sabe dónde está la meca del celuloide, tiene claro a dónde: «Me encantaría ir a Nueva York y a Los Ángeles»

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