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Un caos climático sin precedentes

Inundaciones, temperaturas extremas, incendios... son solo algunos de los fenómenos que de forma simultánea se están produciendo este verano, mientras los científicos empiezan a hablar sin pudor de cambio climático

La realidad a veces supera a la ficción, pero esta vez se ajusta perfectamente a la teoría. El conocimiento científico sugiere que un mundo que se calienta por el aumento de los gases de efecto invernadero se caracterizará por fuertes lluvias en verano, potentes tormentas de nieve en invierno, sequías más intensas en algunas zonas y más olas de calor, incluso en lugares donde no es habitual. Todos ellos son eventos climáticos extremos. Y de esos hemos tenido unos cuantos este verano. Temperaturas de récord en Rusia, inundaciones en India, Pakistán y China, sequías severas en el África subsahariana, lluvias torrenciales en Estados Unidos, sequía en Australia, olas de frío en Argentina y Bolivia y hasta el desprendimiento en Groenlandia de un iceberg cuatro veces mayor que Manhattan... Una sucesión de episodios que la Organización Meteorológica Mundial (OMM)asegura que «no tiene precedentes».

Tanto es así que desde este organismo internacional se afirma, por primera vez de manera tan tajante, que «la secuencia de estos eventos casa con las proyecciones del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) de eventos climáticos extremos más frecuentes e intensos debidos al cambio climático». Es decir, que lo que está ocurriendo este verano es un indicador del cambio climático, o casi la evidencia de que éste ya está aquí. No es una idea nueva —la ola de calor en buena parte de Europa en el verano de 2003 supuso uno de los primeros avisos claros del cambio climático— pero no es menos cierto que los científicos suelen ser reacios a relacionar de manera tan directa desastres puntuales con el calentamiento global.

Rafael Simó, investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona y que estudia el impacto de los océanos en el cambio global, explica que aunque él «igual no lo diría así», sí entiende que hagan esa afirmación. «Lo que ha ocurrido en Rusia es difícilmente explicable por las oscilaciones naturales que suele sufrir esa región hasta la fecha. Igual no se repite, pero tiene la pinta de que efectivamente sea la tendencia en el futuro».

Fenómenos en aumento

Por su parte, Ángel Rivera, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), matiza que desde los servicios meteorológicos hace tiempo que se viene diciendo que estos fenómenos «van en la línea o al menos no se contraponen con lo que dicen las proyecciones de cambio climático, pero como ese cambio maneja la estadística lo que hay que ir viendo es si el número de fenómenos adversos va en aumento o no». De ahí, que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) organice a finales de septiembre en París una conferencia mundial para, como explica Rivera, «intentar homogeneizar procedimientos que nos permitan cuantificar esos fenómenos extremos». Si con los huracanes o los ciclones es muy fácil estudiar la evolución pues existen categorías de clasificación, no ocurre lo mismo con las olas de frío o de calor, o con las lluvias torrenciales, por ejemplo.

Según Rivera, esto «responde a una preocupación creciente porque da la impresión de que el número de fenómenos adversos va incrementándose» y también a que dada «la situación verdaderamente clara de evolución del cambio climático, la OMM se ha planteado dar una respuesta más contundente, tanto en declaraciones como en productos para que toda la información llegue a la sociedad, cada vez más vulnerable». Rivera lo tiene claro: «Lo que no se puede discutir es que la curva de aumento de la temperatura media del planeta está subiendo, es verdad que con dientes de sierra, pero eso no lo duda nadie».

2010, entre los más cálidos

Y mientras la OMM llama la atención sobre un conjunto de cosas que están sucediendo de manera casi simultánea, la Agencia Atmosférica y Oceánica de Estados Unidos (NOAA) presentaba su balance del mes de julio, que termina como el segundo julio más cálido a nivel global desde que se tienen registros. Así, la temperatura media global en superficie y en los océanos fue en julio de 16,5 grados centígrados, 0,6ºC por encima de la media del siglo XX, que fue de 15,8. Sólo julio de 1998 fue más cálido.

Además, la NOAA afirma que 2010 va camino de convertirse en el año más caluroso de la historia. A la espera de cómo se comporte lo que queda de año, el periodo entre enero y julio fue el más cálido que se recuerda, con una temperatura media de 14,5 grados centígrados. En segundo lugar queda el periodo de enero a julio de 1998, año que hasta ahora encabeza la lista de los más tórridos.

ARACELI ACOSTA

MADRID

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