El Príncipe de Asturias volvió ayer a participar en la regata de la Copa del Rey de Vela Audi Mapfre. Un hecho que habría pasado casi inadvertido, pues lleva tres días haciendo lo mismo, si no hubiera sido porque Don Felipe apareció en el Real Club Náutico de Palma con un parche en el cuello por debajo de la oreja que dio pie a todo tipo de especulaciones. Al final, por muchos esfuerzos que haga uno, siempre se acaba hablando de lo anecdótico.
Unos decían que se trataba de un parche para prevenir el mareo, algo difícil de creer en un nieto del Conde de Barcelona, pero finalmente, el anagrama del parche, que llevaba la P de Phiten, ayudó a despejar las dudas. Para los profanos en la materia, se trata de un parche de titanio resistente al agua —la última tecnología en remedios orientales— que utilizan los deportistas profesionales para aliviar dolores musculares.
Mientras el Príncipe salió a regatear, la Reina, la Princesa y las Infantas Leonor y Sofía se fueron de excursión en un coche conducido por Doña Letizia y dedicaron la mañana a visitar el museo de la familia de maestros del vidrio Gordiola, en el municipio de Algaida. Por la tarde, los Príncipes y sus hijas regresaron al Náutico para asistir al concierto del amigo y compañero de tripulación de Don Felipe, el rockero Jaume Anglada. A juzgar por las tres últimas apariciones en público de las Infantas, parece que ya no van igual vestidas.





















