A más de 40 grados y con un vestido negro de Dolce & Gabbana es como rodó un cameo Ana Obregón para la nueva entrega de «Torrente» a las órdenes de Santiago Segura. Es la propia Anita quien me cuenta desde el cementerio de La Almudena cómo ha sido el día de rodaje y la cantidad de fotógrafos que había en la zona. «Creo que la mitad de la plantilla de la Selección Española también va a aparecer», dice. Obregón está encantada con esa intervención y divertida por cómo se ve en ese trabajo, que promete ser una de las películas más taquilleras de la próxima temporada. Aunque a Segura no le gusta nada que se sepa cómo va el rodaje, lo cierto es que ya es vox populi que uno de los protagonistas será Kiko Rivera, el hijo de la Pantoja, y que Belén Esteban también hará un «cameo» y no varios días de rodaje como se había dicho. Parece ser que, a la vista del tirón mediático que Belén despierta, su representante quería un suculento caché para la madre de Andreíta hasta que les explicaron que un «cameo» es una escena gratuita, especialidad que Santiago Segura domina desde su primer Torrente, cuando apenas había presupuesto.
Pero Obregón está imparable este verano y eso que su ex Darek ha anunciado su boda con su ex representante y amiga Susana Uribarri. Dice que ni se acuerda de ellos y prefiere hablar del músico Bryan Ferry, con quien estuvo en Marbella con motivo de la presentación de las joyas de Stephen Webster a las que presta su imagen. Con un vestido de seda de Bluemarine y un impresionante colgante de ese joyero, la actriz disfrutó como hacía tiempo al escuchar a Ferry en el concierto privado que ofreció en la cena. Y aún hay más. Este mes la revista «Vanity Fair» ha recurrido al clásico posado de Ana en bañador para ilustrar su portada con un especial de famosos del corazón donde se centran en algunos habituales como Carmen Martínez Bordiú, Antonia dell’Atte, Olivia de Borbón, Fiona Ferrer o Ariadne Artiles. A estas tres últimas las presentan como herederas de Obregón, Bordiú y Antonia, y es ahí donde discrepo totalmente, puesto que son insustituibles y mucho menos por las tres citadas, que no tienen ni la décima parte de recorrido en el mundo del «couché». La fantasía de Anita, el genio de Antonia o la desfachatez de la Bordiú distan mucho de la sosería de Artiles, la discreción de Olivia o el misterio de Fiona.