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Obama y Cameron, amigos a pesar de BP

Los dos mandatarios intentan superar las tensiones creadas por el mayor vertido de petróleo en la historia de EE.UU.

AP

PEDRO RODRÍGUEZ

El presidente de Estados Unidos y el primer ministro de Gran Bretaña se han concentrado este martes en ofrecer desde la Casa Blanca una imagen de cordialidad personal y confianza trasatlántica para superar las multimillonarias tensiones bilaterales generadas por el gigantesco vertido de petróleo responsabilidad de BP. Tanto Obama como Cameron han insistido en la fortaleza de la «relación especial» y en todos aquellos frentes donde la sintonía entre Londres y Washington es plena.

Con todo, David Cameron ha tenido que hacer un esfuerzo especial para argumentar que los intereses petroleros de BP no han tenido nada que ver con algo que molesta especialmente en Estados Unidos: la puesta en libertad hace un año del agente libio Abdel Baset al-Megrahim condenado por el atentado contra el vuelo 103 de la compañía Pan Am. Tragedia ocurrida en diciembre de 1988, en la que perecieron un total de 270 personas.

El premier británico ha reiterado su rechazo al acto de clemencia realizado en agosto del año pasado por el gobierno nacionalista de Escocia. Pero ha insistido que los intereses petroleros de BP en Libia no fueron un factor en esa polémica decisión. Ante la presión americana, el primer ministro británico ha solicitado al secretario de su gabinete determinar si procede la publicación de adicionales documentos sobre ese espinoso caso. A juicio de Obama, cuando se conozcan «todos los datos» sobre aquella decisión «quedará claro que nunca debió haberse tomado».

Entre las evidencias más problemáticas se encontrarían detalles de conversaciones telefónicas entre Jack Straw, el entonces secretario de Justicia de Gran Bretaña, y un «lobbista» de British Petroleum. Se supone que en esos contactos, la multinacional petrolera habría insistido en lograr un acuerdo de transferencia de presos entre Gran Bretaña y Libia, para a su vez lograr permisos de exploración por parte del régimen de Trípoli.

Con respecto al vertido de BP en el Golfo de México, Cameron ha llegado a utilizar la palabra «catástrofe». El primer ministro ha dejado claro que la petrolera debe limpiar la marea negra que afecta a las costas sureñas de Estados Unidos y compensar debidamente a los afectados. Pero recalcando que a todos interesa que la multinacional «continúe como una compañía estable y fuerte».

Durante su primera visita oficial a Washington, el primer ministro británico también ha abordado con su anfitrión el bloqueado proceso de paz en Oriente Medio, las perspectivas de la economía global y Afganistán. Londres mantiene en el frente afgano 10.000 tropas pero el gobierno conservador aspira a retirar para antes del 2015. En cualquier caso, el presidente Obama no ha dudado en calificar la relación de Estados Unidos con Gran Bretaña como «verdaderamente especial» y beneficiosa para la seguridad del resto del mundo. Mientras que David Cameron ha reiterado la existencia de un vínculo «esencial».

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