Hazte premium Hazte premium

VICENTE VILLAGRÁ _ Presidente Cámaras de Comercio

«La cultura del esfuerzo se ha perdido»

Sostiene que con más de cuatro millones y medio de parados «los empresarios somos las única esperanza» porque «siempre que ha habido complicaciones nos hemos crecido»

J. M. AYALA

—¿Cómo y cuándo supo que iba a ser usted el nuevo presidente de las Consejo Regional de Cámaras?

—Vidal ya había manifestado su deseo de ser relevado. Me lo ha puesto muy fácil. Se quería una persona con experiencia e inmersa ya en temas camerales y el consenso buscado ha recaído en mí.

—¿Pero se lo ofrecen o lo pide?

—Llega un momento en que varios amigos y miembros de las Cámaras me dicen que tengo que ser yo, que hay pocas personas con experiencia suficiente... Todos somos capaces de poder ser presidentes del Consejo Regional de Cámaras. Yo llevo muchos años en este mundo y al cansarse Manolo (Vidal) había que coger el testigo por dos años.

—¿Sólo dos años?

—De momento son dos en los que voy a trabajar a tope. Después, Dios dirá.

—¿Cuáles son los primeros pasos que ha dado en su nueva responsabilidad?

—Lo primero ha sido conocer las tripas del Consejo. Lo fundamental son las personas y es muy alentador comprobar que tenemos un equipo formado para servir de complemento a las Cámaras y dar el mejor servicio a las empresas. Me tengo que familiarizar aún con muchos temas y pido un tiempo para que me permitan tener alguna metedura de pata que otra.

—En estos casos siempre se habla de continuidad, pero ¿cuál va a ser el «sello Villagrá»?

—Intentaré que se trabaje en equipo. Tenemos poco tiempo y mucho menos medios para hacer las mismas o más cosas. He pedido el apoyo de todos los presidentes para que cada uno en su demarcación se esfuerce al máximo y busquemos esas dimensiones necesarias y esas soluciones que nos valgan para todas las empresas. Otra prioridad es estar creando constantemente opinión. Las Cámaras de Comercio tenemos que decirle a la sociedad y a los gobernantes lo que necesita la empresa. Nos van a hacer mucho más caso porque en este momento, si algo prima, somos las empresas. Somos los únicos que creamos empleo. Con más de cuatro millones y medio de parados la única esperanza que pueden tener somos los empresarios.

—Crean empleo, pero no ahora.

—En este momento es dificilísimo, pero también es un reto. Siempre que ha habido complicaciones la figura del empresario se ha crecido. No sólo es él, porque sin un buen equipo no eres nadie. Es verdad que no podemos hacer demasiado si la administración no hace sus deberes y ahí tenemos que más exigentes que nunca.

—Usted ha puesto ya en tela de juicio la reforma laboral ¿confía en que el Parlamento la convierta en positiva?

—Llevamos tres años pidiéndola y ahora que empieza no vamos a reñirle al Gobierno. Lo que sí haremos será ponerle una nota baja si se mantiene el proyecto actual. Creo que ha sido una táctica del Ejecutivo para que se mejore en el Congreso.

—Ha alabado diversos modelos europeos ¿pueden encajar con la idiosincrasia de España?

—Hay que coger lo mejor de cada sitio. Aquí hay una gran masa de trabajadores que son el nudo central de las empresas, pero también tenemos unos caraduras que son capaces de hacer que el absentismo laboral sea doble en España que en los países con los que competimos. No tiene lógica que el 35 por ciento de los contratos de las empresas de los últimos tiempo hayan sido empleo «basura», aunque es necesario el trabajo temporal.

—La temporalidad va a continuar pese a las exigencias sindicales.

—Si hay una boda hay que contratar a los que van a poner un banquete y no se les va a fichar indefinidamente. Es lo mismo que en una obra que dura un tiempo, en una concesión administrativa... pero no es bueno ese porcentaje. Tenemos que adaptar el mercado de trabajo a las circunstancias de lo que la empresa necesita. Ningún empresario deja escapar a un buen trabajador, pero hacen falta reformas en profundidad, también en educación y formación, quizás más importante aunque sea a largo plazo que la laboral. La gente tiene que salir preparada y cambiar de actitud por completo. Cuando el 80 o el 90 por ciento de los estudiantes de Económicas quieren ser funcionarios en lugar de empresarios es algo muy triste.

—¿Es por la crisis o por los riesgos inherentes de ser empresario?

—Por todo. Hemos tenido una vida fácil durante mucho tiempo. Ha habido unos años de desarrollo y la gente sin esforzarse prácticamente recibía lo mismo que el que sí lo hacía. La cultura del esfuerzo se ha perdido y hace falta la del mérito y la del compromiso. Sólo así se origina el talento necesario para salir adelante.

—¿Se puede recuperar?

—Ya mañana es tarde. Hay que empezar hoy. Todo el mundo necesita espabilar, formarse y buscar habilidades, no vale con el «papagallos» de antes. Lo que hace falta ahora es saber inglés, comunicar, dirigir un equipo y comprometerse.

—Todo eso conlleva sacrificios.

—Si nosotros hemos vivido hasta un 30 por ciento por encima de nuestras posibilidades, tenemos que volver a la realidad. Hemos estado durante varios años con un déficit del diez por ciento anual pidiéndoselo a los extranjeros para que financien nuestra forma de vida. De repente, se ha hecho el colapso internacional y ha desnudado a España.

—¿Y qué más ha fallado?

—Cuando estaban las cosas mejor había 1,6 millones de parados y hemos tenido que ir a fichar un millón al extranjero. Emigrantes con los que estamos felices, pero ¿es que no se podía haber hecho entre los nativos? ¿Por qué? Porque «yo esto no lo quiero y esto tampoco» y llegabas a la empresa y sueldos y subidas.... tanto si una empresa va bien como si va mal. No puede ser. Hay que dejar que esa empresa se adapte a la realidad y a lo mejor, con un menor sueldo, puedes sobrevivir y no engrosar las listas de paro. Es una forma de adaptarse a la situación.

—Al igual que ha sucedido con los funcionarios, ¿ve también obligada la rebaja salarial en la empresa privada?

—¿Qué hace uno cuando debe un crédito a un banco y tiene que renovarlo? Si está tumbado a la bartola, difícilmente se lo aprueban. Nosotros tenemos que demostrar a nuestros acreedores que somos capaces de autodisciplinarnos y salir de la crisis. Es lo primero que tenemos que hacer. Crear confianza en el exterior y, a la vez, en el interior. Si la gente tiene un menor nivel de salario, o mejor, si hay unas rebajas de los costes de la Seguridad Social directas y de parte de los salarios, reducir el costo de lo que producimos nos beneficia a todos.

—¿Se puede confiar todavía en España?

—Cuando los españoles, con la imaginación que tenemos, nos ponemos todos a trabajar no hay nadie que nos venza y mucho más cuando hay un elenco de gente muy valiosa en todos los órdenes de la vida. Deportistas fabulosos, artistas, ... Si en todo somos triunfadores, porque no lo vamos a ser en las empresas y cada uno en su actividad.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación