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España como pasión

La larga galopada victoriosa de la selección en Sudáfrica ha provocado el rescate de España como pasión, pero no como la pasión inútil que definía su imaginario moral, sino como moderna forma de patriotismo

ignacio camacho

HUBO un tiempo, un tiempo demasiado largo y pesaroso, en que España era apenas una punzada de dolor moral, una maldición histórica, un ideal imposible, un fracaso colectivo. Varias generaciones de españoles solo encontraron en su país y en sus símbolos el testimonio de un ... sueño roto y de una esperanza malograda. El pesimismo nacional, que ilumina muchas de las mejores páginas de nuestra literatura y de nuestro pensamiento, de Quevedo a Ortega, de Larra al 98, es el fruto intelectual de la constatación de una recurrente derrota: la de la concordia, la del progreso, la de la razón, la de la modernidad. Siglos de frustraciones, páramos de desencanto, desiertos de melancolía por oportunidades perdidas e ilusiones tantas veces truncadas, por repetidas decepciones de ruina, de pobreza, de oscuridad y de mal fario. Y la presencia desoladora, sombría, consternada, del «viejo país ineficiente» de Gil de Biedma, ese cuya triste Historia siempre termina mal porque acaba dominada por los demonios del rencor y de la sangre. El viejo, lánguido, cansino problema de España.

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