Poesía frente a funcionalidad
España opondrá su juego imaginativo y de gran belleza a la burda pero efectiva practicidad del conjunto holandés
La vieja batalla del fútbol se plantea de nuevo. El romanticismo que representa una España de bello juego e ideales futbolísticos ante una Holanda que abandonó ese camino para meterse en el más burdo pero funcional resultadismo. Serán dos maneras de entender el fútbol, si bien la mayoría del orbe queda encandilada por el juego que realiza España y olvida al instante el que realiza Holanda.
Del Bosque estudia el equipo inicial con la misma duda de siempre: Torres o Pedro, aunque parece que el caos que produce el barcelonista en las defensas contrarias con su movilidad, unido al buen partido que hizo ante Alemania, podría darle el puesto de titular. Del resto, el técnico no va a mover nada porque es amigo de que lo que va bien mejor dejarlo estar.
Los holandeses tienen muy buenas noticias pues Van der Wiel, su espléndido lateral derecho, y De Jong, la roca del centro del campo, vuelven al equipo tras las sanciones que les impidieron jugar frente a Uruguay. Ambos resultan imprescindibles para los planes de Van Marwijk. El primero porque es fundamental para tapar la banda izquierda, sobre todo si Villa cae a ese lado. Y el segundo porque Van Bommel no va a poder solo, por muy devastador que sea, con todo el medio campo español. La ayuda de De Jong, otro destructor en la zona ancha, resulta fundamental para que Holanda pueda contener la circulación de balón española.
Claves del choque
Las claves están claras: depende de quien consiga imponer su estilo. Si España atrapa el balón y lo consigue mover en tres cuartos de cancha sin apenas pérdidas, Holanda se va al barranco sí o sí porque su defensa no tiene la solidez suficiente, ni mucho menos, para tapar los pases interiores de los españoles, que se mueven entre líneas como nadie. La esperanza de los holandeses está, no arriba, sino en el medio campo. Si Van Bommel y los suyos logran robar algún balón y meterlo en profundidad a Robben o a Sneijder, ambos tienen la suficiente habilidad y talento para desbordar a la zaga española, mucho más si esta está descolocada o unos metros más arriba de lo normal.
En este aspecto, el papel de Busquets va a ser vital para llegar a tiempo a las ayudas defensivas. También será clave en un aspecto que le corresponde: cortar la línea de pase entre Sneijder y Van Persie. El delantero del Arsenal está realizando un Mundial mediocre, pero tiene un talento innato que le puede hacer explotar en cualquier momento, así que Puyol deberá estar muy atento a esa conexión.
Los holandeses no van a ser tan fariseos como los alemanes. Aunque llegaron con un plan preconcebido a este Mundial, han visto que les va mejor con el 4-2-3-1, siendo los dos del doble pivote muy defensivos. Así que suelen colocar a seis hombres permanentemente detrás del balón, por lo que resultará difícil sorprenderles. El problema que van a tener va a ser al mismo tiempo su peligro: los dos extremos de la segunda línea tienen que bajar a tapar huecos si no quieren que el medio campo español les vuelva locos con su tuya-mía y del de más allá. Y si deciden ayudar (que tampoco saben porque les cuesta defender) no tendrán la frescura suficiente para luego desbordar a la contra. Una difícil resolución para Van Marwijk.
Como colectivo, España es mucho más, pero tiene menos pegada que los holandeses, que han marcado casi el doble de goles de los españoles a pesar de que estos son los que más rematan. Los de Del Bosque fallan mucho, pero es sabido que tanto la buena suerte como la mala se acaban. Así que Holanda no puede fiarlo todo a eso.
En suma, que se van a cruzar dos estilos de juego: la poesía española frente al pragmatismo holandés. Si gana España vencerá el fútbol, si lo hacen los holandeses volveremos a la cueva del resultadismo a y la penuria futbolística de los medrosos que sacrifican la pluma por el mazo.
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