La Presidencia española ha sido «como Torres en el Mundial: grandes expectativas que no se cumplen»

En un hemiciclo prácticamente vacío, en el que no había más que diputados españoles y el numeroso séquito de La Moncloa (31 personas), el presidente del Gobierno despidió la presidencia española con un discurso tan anodino que lo único que dejó algo de interés fueron las referencias al fútbol que hicieron los portavoces socialista y liberal, ambos alemanes. Este último, el conde Alexander Lambsdorff , hizo tal vez la descripción más redonda de la presidencia semestral española describiéndola “como Torres en el mundial: muchas expectativas, pero no se cumplen”.

Naturalmente, el liberal está esperando que “tampoco se cumplan” -las expectativas de Torres- en el partido contra Alemania, como dijo su compatriota socialista Shultz quien anticipó que después del patrtido “la canciller Merkel y yo estaremos contentos sin clemencia”. Pero por lo que se vio ayer, Shultz fue el único de los oradores que tuvo clemencia y que alabó sin reservas a la presidencia española, frente a las críticas generalizadas de todos los demás partidos, sobre todo los representantes españoles, incluyendo todas las minorías.

Zapatero dijo que la presidencia había cumplido “lealmente” con las nuevas instituciones y arregló su balance con mucha retórica, aunque sin eludir fracasos como la cumbre con Estados Unidos “que estaba en la agenda” o la cumbre del Mediterráneo. También se resignó a no apuntar más que como un “impulso” a la orden de protección de víctimas de la violencia de género, teniendo en cuenta la peripecia del Consejo en el que la presidencia forzó una dudosa aprobación.

No se acordó sin embargo del coche eléctrico, que en ciertos momento fue uno de los asuntos estelares, si no fuera porque se lo recordó Jaime Mayor Oreja , que fue el primero que hizo una comparación implacable entre lo que Zapatero anunció en esta misma cámara hace seis meses y lo que el mismo Zapatero anunció ayer como balance, seguramente porque en el gobierno económico, como bien dijo Jaime Mayor, España “no estaba en condiciones de liderar la gestión de las socluciones, porque se ha convertido en parte del problema”. O como le dijo Luis de Grandes: "difícilmente podía liderar Europa alguien que ha puesto a su país en una situación tan preocupante".