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vertido en el golfo de méxico

Una gallega, al rescate de Obama

Tras alertar de los efectos del fuel del «Prestige», una científica coruñesa forma parte del selecto grupo que aconseja al área de Salud de EE.UU. qué debe hacer en el Golfo de México

Una gallega, al rescate de Obama MIGUEL MUÑIZ

ÉRIKA MONTAÑÉS

De una catástrofe ecológica como la del «Prestige» frente a las costas gallegas, devino, por pura necesidad, algo positivo: el primer trabajo científico que se realizaba a nivel internacional sobre una población humana para estudiar los efectos crónicos que provocan sustancias ajenas a nuestro organismo como el «chapapote». Esa evaluación toxicológica recibió el reconocimiento mundial una vez publicada, hace cuatro años, en la revista científica «Environment International», y formó parte de una tesis doctoral presentada en la Universidad de La Coruña y dirigida por las profesoras Josefina Méndez y Blanca Laffon.

Ese estudio pasó a engrosar la literatura científica sobre un campo de investigación que se mantenía «virgen» y, por ello, su última «conquista» ha sido la de servir de referente al Gobierno de Barack Obama para tomar nota de que la exposición al fuel no queda inmune en los sujetos que se afanan en limpiarlo de las costas. Por desgracia, ahora es la de Luisiana, en pleno hervidero de plataformas petrolíferas en el Golfo de México, la que está sufriendo el mismo maremoto ecológico que colapsó sin piedad costas como la de Muxía, Lira, y Carnota desde noviembre de 2002.

Congreso en Nueva Orleans

La Administración norteamericana recabó la semana pasada la presencia de 40 ínclitos científicos en unas intensísimas jornadas. Entre las primeras llamadas, la que recibió Blanca Laffon, de la Unidad de Toxicología de la Universidad de La Coruña (UDC). El Instituto de Medicina de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, por orden del departamento de Salud, quería conocer esas «pruebas palpables» que el equipo coruñés había demostrado acerca del daño en la salud que entraña la exposición al hidrocarburo.

La profesora Laffon, que en la actualidad es doctora del área de Psicobiología de la UDC, explicó en una conferencia muy elogiada las conclusiones de aquel estudio: como consecuencia del vertido en Galicia se produjo un incremento en la tasa de daño genético y un perjuicio con efectos visibles y significativos sobre la población que limpió el fuel, determinado con parámetros citogenéticos y moleculares. En aquellos que estuvieron limpiando hidrocarburo más de tres-cuatro meses, la exposición fijó ese daño genético, que quedó grabado en su organismo. El daño biológico fue mayor en las mujeres, sobre todo en los grupos de edad avanzada y entre las fumadoras, con efectos respiratorios crónicos.

Los nativos no han dejado de extraer y consumir pescado, pero están más preocupados por su economía que por su salud

Tras su alocución, ceñida estrictamente a quince minutos, esta ferroleña de 37 años fue requerida para participar en un comité de expertos en el que se abordaron aspectos tan importantes como las actividades necesarias para la protección de la salud, la monitorización debida a las poblaciones afectads o los programas de vigilancia de la salud que Obama debe impulsar. Sin embargo, preguntada por si vio al departamento de Salud de EE.UU. «por la labor», la profesora es clara, dada su experiencia en Galicia: «Mi recomendación fue que, aunque estemos en tiempos de crisis, se debe invertir dinero ahora para investigar los efectos para la salud pública que tiene este vertido en la zona y los nativos». Y añade: «En el transcurso del congreso no hubo respuesta oficial por parte de los representantes gubernamentales de qué se va a hacer». Su consejo no debe caer en saco roto, máxime si se tienen en cuenta las explicaciones de esta gallega sobre lo que está ocurriendo en Nueva Orleans, que ha encadenado dos desastres apoteósicos como el huracán «Katrina» y el vertido originado en la plataforma petrolífera propiedad de British Petroleum (BP), «Deepwater Horizon», un pozo que deja escapar entre 3,2 y 6,4 millones de litros al día, si bien desde principios de junio BP asegura que está recogiendo 2,5 millones de litros diarios. «Me parecieron supersorprendentes -afirma Laffon- dos cosas: en Galicia, se cortó la pesca de inmediato y no se consumieron productos extraídos del mar durante mucho tiempo. Allí no, de hecho te invitan a consumir lo que llaman «sea food» -productos del mar- como reclamo turístico». No sólo no se ha restringido el consumo de pescado, sino que los científicos allí presentes, agrega, mantuvieron una acalorada discusión sobre lo nocivo de esta medida y se advirtió de los perniciosos efectos para el desarrollo de fetos en embarazadas, por ejemplo.

No menos llamativa es la estampa que bosqueja la científica acerca de que ni las autoridades ni las gentes parecen preocupadas por la salud, sino prioritariamente por las secuelas de enlazar tragedias recién inaugurada la temporada de huracanes en el Atlántico y por la sangría economía a una zona que vive del mar y de plataformas como la siniestrada.

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