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«Antes los “capos” sicilianos lograban comunicarse con la mirada»

Italia cambió las normas carcelarias para aislar a 700 jefes de la mafia para que no continuaran mandando desde la prisión: «Ha sido un éxito»

V. BECERRIL

VERÓNICA BECERRIL

El general Alfonso Mattielo, jefe de la sección especial de la Policía Penitenciaria italiana, lo tiene claro: «Los jefes mafiosos son personas inteligentes por eso es necesario el régimen carcelario especial».

—¿Cómo funciona ese régimen, denominado 41Bis?

—Tenemos 13 secciones con este régimen en diferentes cárceles de Italia. El 41 Bis tiene tres objetivos. El primero, común a toda la comunidad de detenidos, es evitar que puedan escapar. El segundo tener a los jefes mafiosos separados de sus «soldados». Y por último, evitar que tengan relación con el exterior. Pueden realizar un sólo encuentro al mes, y desde 2009 estos encuentros se graban sin audio, y si el magistrado lo determina, se graba también el audio.

—¿Cuáles han sido los resultados?

—De los objetivos que teníamos, los dos primeros se han logrado. Seguimos trabajando en el tercero, porque es importante impedir que tengan relación con el exterior. Tenemos que tener en cuenta que se trata de sujetos muy inteligentes que consiguen comunicarse desarrollando ingeniosos sistemas.

—¿Por ejemplo?

—Por ejemplo los mensajes en papel higiénico en la ropa para lavar, o la comunicación a través de la mímica. Precisamente cuando descubrimos este sistema fue cuando se introdujo la grabación de las visitas, porque antes conseguían comunicarse moviendo los ojos, con la mirada o con gestos a la hora de hablar, éste fue un sistema sobre todo de los sicilianos.

—¿Cuántas personas se encuentran bajo este régimen en Italia?

—Tenemos en total casi 700 detenidos en régimen 41 Bis, sólo uno de ellos es una mujer. Casi todos los jefes mafiosos se comportan bien porque son inteligentes, no crean problemas de orden, pero si pudieran lo harían, porque su obsesión es comunicar con el exterior para seguir mandando.

—El 41 Bis ha sido calificado como régimen inhumano por parte de

algunos jefes mafiosos.

—¡Qué van a decir! Tenemos que recordar cómo era antes para entender el sistema. Antes los «capos» estaban con sus hombres. Entonces, si el jefe estaba con cien de sus seguidores, era normal que intimidara. Se producían asesinatos entre detenidos, y eran habituales los secuestros de personal penitenciario. Gracias al 41 Bis se ha resulto el problema. Además, en la realidad actual, donde las cárceles superan sus límites de capacidad, los jefes mafiosos están cada uno en una celda, con televisión a color, baño, la posibilidad de calentar su propia comida, acceso a la biblioteca y a la sala recreativa. El límite es la hora al aire libre y la relación con los demás detenidos y con el exterior.

—¿Considera que España puede tener necesidad de aplicar una cárcel de estas características para mafiosos y terroristas?

—Cuando se aprobó el 41 Bis hubo también numerosas discusiones sobre su dureza pero pasados los años se ha demostrado la utilidad de que los mafiosos estén lejos de su tierra y de sus hombres. Un médico no puede afrontar una enfermedad grave con una aspirina: aquí es lo mismo, sin las medicinas adecuadas no se acaba con la enfermedad. Creo que España tendría que aplicar un sistema similar, no sólo para los mafiosos que en España se refugian y saben que desde la cárcel pueden seguir mandando, sino también para los terroristas.

—Trabajar en su unidad es una elección difícil...

—Es una elección dura y por eso tenemos un sistema que se basa en una fuerte movilidad del personal.

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