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Hacienda quiere recortar beneficios fiscales a las empresas en el exterior

Los ingresos por Sociedades se han reducido a la mitad desde 2007, frente a una caída moderada de los beneficios empresariales

YOLANDA GÓMEZ

Hacienda quiere limitar los incentivos a la internacionalización de las empresas, que explican que la recaudación del Impuesto sobre Sociedades se haya hundido en mayor proporción que los beneficios empresariales.

El déficit público se ha disparado en los dos últimos años y no sólo por el fuerte incremento del gasto, sino también, y en buena medida, por la caída de los ingresos públicos. Uno de los impuestos más afectados por este desplome ha sido precisamente el que grava los beneficios empresariales, cuya recaudación se ha desplomado entre 2007 y 2009 más de un 55%, y la caída continúa en este ejercicio. Hasta mayo los ingresos por el tributo se han hundido casi un 20%. Y este desplome no se corresponde con los resultados de unas empresas que aunque descienden, no lo hacen ni mucho menos al ritmo al que se pierde recaudación.

La causa, según explicó en una entrevista a ABC el director de la Agencia Tributaria, Juan Manuel López Carbajo, hay que buscarla en que los grandes grupos empresariales obtienen buena parte de sus beneficios en el exterior y no tributan por ellos en España. A juicio del nuevo director de la Agencia «hay que ajustar los incentivos a la internacionalización al momento en que se aplican y a la situación económica. Y lo que interesa ahora es que las empresas inviertan y creen empleo aquí», por lo que puede haber llegado el momento de revisar la regulación.

Este argumento es compartido por la cúpula del Ministerio de Hacienda, según ha podido confirmar ABC , que ahora se plantea cómo y cuándo podrían limitarse estos incentivos. La Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE) ha sido una de las primeras en dar la luz de alarma. Francisco de la Torre, secretario general de IHE, explicó a ABC que según la normativa del Impuesto de Sociedades actual, las empresas con inversiones en el exterior no tributan en España por los dividendos y plusvalías que obtienen fuera de nuestro territorio. Sin embargo, si lo que tienen es pérdidas, sí pueden deducirlas.

A su juicio, lo razonable es que no hubiera una doble tributación y que si las empresas españolas pagan por los beneficios obtenidos por sus filiales en el país donde se originan, declararan aquí esos beneficios y luego restaran de la cuota a pagar, lo que ya hubieran tributado en ese país. Sin embargo la situación actual es especialmente ventajosa para nuestras compañías ya que no tributan nada por los beneficios, incluso aunque estén instaladas en países sin tributación o con tributación mínima, y por el contrario sí pueden deducir las pérdidas generadas. «Si gano no pago y si pierdo deduzco, es la situación perfecta», denuncia Francisco de la Torre.

Otra de las ventajas con las que cuentan las grandes empresas con filiales en el exterior es que pueden deducir, sin limitación alguna, los intereses que generan los créditos que toman para financiar inversiones en el extranjero.

En otros países, como Holanda, Francia o Alemania , existen limitaciones a los intereses que se pueden deducir, y algunas fuentes consultadas apuntan que este puede ser el camino a seguir.

Los inspectores de Hacienda denuncian que muchas empresas están haciendo un uso abusivo de esta regulación, deduciendo intereses de inversiones que a su juicio no son deducibles, por lo que piden un cambio urgente en la norma.

Aseguran, además, que en España se da la paradoja de que tenemos uno de los tipos más altos del Impuesto sobre Sociedades, el 30%, pese a la bajada de cinco puntos que se ha producido en los últimos años, lo que desincentiva que las empresas extranjeras se instalen aquí, y, sin embargo, el tipo efectivo, una vez descontadas todas las deducciones, es muy inferior. Para los inspectores, por tanto, hay una «necesidad ineludible de reformar el impuesto».

Francia o Alemania tienen fijados límites a las deducciones

El Gobierno de Rodríguez Zapatero ya intentó limpiar el impuesto de deducciones y combinar este recorte con una rebaja de cinco puntos tanto en el tipo reducido del tributo —que se aplica a las pymes— y que se sitúa en el 25%, como en el general, que ha quedado en el 30%. En un primer momento se aprobó un recorte progresivo en la mayoría de las deducciones, desde la reinversión por plusvalías, hasta el I+D+i, la internacionalización de las empresas y un amplio abanico que finalmente, y tras el paso por el Parlamento, ha quedado prácticamente en nada.

Falta de apoyos

Aunque Hacienda parece dispuesta a ponerse manos a la obra y revisar este generoso régimen fiscal para las empresas que invierten en el exterior, lo que el propio Ejecutivo no tiene claro es que medidas de este tipo tengan el apoyo parlamentario que necesitan. De hecho tanto CiU como el PNV, los grupos en los que el Gobierno se suele apoyar para sacar adelante sus iniciativas, son férreos defensores de los apoyos fiscales a la internacionalización de las empresas. Tampoco parece fácil que el PP se una a un recorte de unos incentivos que el Gobierno de José María Aznar impulsó.

Esta medida no afectará a inversiones ya hechas

En todo caso, lo que Hacienda tiene claro es que una medida de este tipo no tendría efectos retroactivos, por lo que no afectaría a las inversiones que las empresas ya han realizado. Esto supondría también, que los mayores ingresos que pudieran derivarse del recorte de beneficios fiscales no se conseguirían a corto plazo, aunque sí se estarían poniendo las bases para el futuro.

Reducir el déficit se ha convertido en un objetivo irrenunciable y parece claro que los recortes del gasto que se han llevado a cabo hasta el momento y los sacrificios exigidos a pensionistas, funcionarios, y a los ciudadanos en general con la subida del IVA, pueden ser insuficientes para reconducir el déficit hasta el 3% del PIB en 2013.

La vicepresidenta económica, Elena Salgado, ha asegurado en este sentido que todas las opciones sobre subidas de impuestos están abiertas en el caso de que no se cumplan las previsiones de ingresos. En este escenario, reducir los incentivos a la inversión de las empresas en el exterior podría ser una opción que, además, estaría en línea con el compromiso de Rodríguez Zapatero de repartir el esfuerzo y de que las grandes empresas asumieran una parte del mismo.

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