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La imprudencia no guarda luto

Cruzar a pie las vías sigue siendo una práctica habitual en Castelldefels a pesar de lo ocurrido en la noche de San Juan

INÉS BAUCELLS

JANOT GUIL

Todos de acuerdo: hubo una imprudencia por parte de las personas que en la pasada verbena de San Juan fueron arrolladas por un Euromed en la estación de Castelldefels-Playa (Barcelona), aunque duela decirlo con 13 cadáveres y una decena de heridos como saldo del siniestro, en su mayoría de jóvenes de origen latinoamericano. Las víctimas cruzaron las vías, algo prohibido, además de peligroso, y de ahí nació el horror, sin duda.

Pero junto a este consenso, también convive un sentir más o menos general de que si todo está bien —la seguridad de la estación, sus instalaciones, etc.— y mueren 14 personas, seguro que puede, y debe, mejorarse.

A este conclusión, y a la espera de las cuatro investigaciones en curso sobre el suceso (de Fomento, Adif, Renfe y la judicial), parece haber llegado el secretario de Estado de Planificación e Infraestructuras del Ministerio de Fomento, Víctor Morlán, quien ayer afirmó que estudiarán qué «medidas complementarias» de seguridad, como una mayor presencia de vigilantes contratados por Renfe, se deberán tomar a partir de ahora en la estación de tren de Castelldefels-Playas y otras en circunstancias parecidas. Lo dijo en el mismo día en que el ministro de Fomento, José Blanco, insistía en hablar de imprudencia «como única causa».

En una entrevista a TV3, Morlán admitió que en el momento del siniestro en la estación de Castelldefels no había «ningún vigilante» (de hecho, no había ningún trabajador, el último acabó el turno a las 22:00 horas) para controlar posibles aglomeraciones o avalanchas de pasaje.

Siete minutos después del brutal choque, a las 23:30 horas estaba previsto que entraran en servicio 12 vigilantes contratados por Renfe que precisamente formaban parte de un dispositivo previsto en noches de verbenas y otras fiestas para controlar los problemas que surjan por la acumulación de viajeros y que, según Morlán, se colocan incluso dentro de los convoyes. No obstante, precisó Morlán, este dispositivo está pensado para las acumulaciones que se forman cuando la gente regresa a casa tras acabar la fiesta, no cuando se dirigen al lugar elegido para celebrar la verbena, de ahí que se incorporaran a las 23:30, «con horas de antelación». Ahora, visto lo ocurrido, el secretario de Estado de Infraestructuras admitió que estudiarán mejoras en la seguridad de la estación. «Como resultado de esta tragedia, tendremos que ver qué medidas complementarias deberemos tomar en un futuro», señaló.

Junto a lo dicho, Morlán recalcó que la estación estaba «perfectamente señalizada, accesible y segura» y cumplía todas las normas. Así, insistió en que la tragedia comenzó cuando unos treinta pasajeros cruzó la vía, «algo que está prohibido», mientras el resto de los centenares de viajeros que iban en el mismo convoy cruzó el andén por el paso subterráneo existente. «Si se rompe esta máxima, los riesgos existen», remachó. Mientras, identificadas. Por otra parte, los Mossos d'Esquadra denunciaron ayer a una mujer cuando cruzaba a pie las vías en el mismo punto donde se produjo el atropello, ejercicio que, como muestra la imagen superior, se sigue repitiendo en la localidad barcelonesa.

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