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La moda es lo primero en el Día de las Damas de Ascot

Los tocados, pamelas, sombreros y plumas más inverosímiles se dan cita en uno de los eventos más distinguidos de la alta sociedad británica

ABC / AGENCIAS

El Jockey Frankie Dettori no tiene ninguna duda: el Día de las Damas en el Royal Ascot es un acontecimiento mundial para los seguidores de la moda. Con un sombrero de copa y una rosa en el ojal, el italiano reconoce que, lejos de los caballos, en la elegancia se debate otro título.

Y es que, un año más, las pamelas, los tocados y los sombreros ponen el toque de distinción en uno de los torneos británicos con más personalidad. Ascot es para ver y dejarse ver.

El diseñador de moda Jeff Banks, resplandeciente en el chaleco morado, está de acuerdo con ello: "Lo que me encanta de la moda británica es su sentido del humor. En Francia se toman demasiado en serio y en Kentucky es todo sobre el dinero". Admira a todas las mujeres «retocadas» en torno a él: "He estado diseñando desde hace 46 años y no me canso de esto."

El circuito Real Ascot, inmortalizado por una joven Eliza Dolittle en el musical "My Fair Lady", destaca en la alta sociedad de una agotadora temporada de verano que se extiende desde el Chelsea Flower Show de Wimbledon hasta la Regata Henley Royal. Un espectáculo en el que los paparazzi se cuelan en busca del modelo más extravagante. Y todas las señoritas quieren ser fotografiadas.

La élite británica

Real Ascot llegó a ser tan un evento tan exclusivo que se llegó a prohibir la entrada a los divorciados y las señoras tenían que llevar guantes. Hoy hay más financieros que aristócratas. La «policía de la moda» tiene la alerta preparada ante cualquier señal de minifaldas, que están prohibidas.

Real Ascot debe su prestigio social ay que entre sus invitados se encuentra la familia real británica. La reina Isabel ha sido una de las mujeres en lucir un tocado, así como sus nietas, así como Spphie, condesa de Wessex; la princesa Ana, o las princesas Beatriz y Eugenia, hijas del príncipe Andrés y Sarah Ferguson.

Pero este particular desfile no es cosa de hoy en día. En el siglo XVIII, la reina Ana vio por primera vez el potencial de Ascot, cuando viajaba en un bosque cerca de Castillo de Windsor.

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