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Desinvestidura

EL Gobierno vivió el jueves una sesión de desinvestidura, y Zapatero salió de ella con la túnica de tribuno hecha jirones. Salvó in extremis el cargo que hubiese tenido que rendir en caso de acabar rechazado su plan de ajuste, pero sufrió el que quizá ... haya sido su peor calvario político: no tuvo un solo voto favorable, lo abandonaron sus antiguos socios y lo zarandearon amigos, enemigos e indiferentes sin que tuviese arrestos para dar la cara en el ambón. A partir de ahora vive en el poder de prestado hasta que sea capaz de fraguarse una nueva confianza. La que ganó, también por la mínima, en 2008 está amortizada por la enmienda a la totalidad que ha tenido que presentarse a sí mismo.

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