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CARTAS AL DIRECTOR

El recorte de Zapatero

Si desde hace ya algún tiempo tenía la sensación de que los docentes de la enseñanza pública de nuestro país nos estábamos convirtiendo en una ONG, desde el famoso recorte presupuestario que el Gobierno del señor Rodríguez Zapatero tiene intención de llevar a cabo sin discriminación alguna entre los distintos tipos de funcionarios estoy ya plenamente convencida de formar parte -a la fuerza- de un «Cuerpo de Voluntarios para la Enseñanza». Me explico y comprenderán: como el resto de mis colegas, me formé durante cinco años -seis, si contamos el curso de doctorado- para «enseñar» en institutos públicos. Pues bien, resulta que dedico más tiempo a otras labores que a la docencia.

1º. Debo suplir, en no pocos casos, la carencia afectiva de los adolescentes y hasta, si se tercia -que se tercia-, alguna que otra carencia económica.

2º. Igualmente, se me exige que «vigile» su asistencia porque, ¿saben?, importa poco si «enseño» bien o mal. Lo verdaderamente importante es que los alumnos estén debidamente «recogidos», como si de rebaños de ovejas se tratase. Estando en el redil, todos tan contentos.

3º. Como los padres no tienen tiempo para estar con ellos, también hay que llevarlos de viaje y procurar que en el transcurso del mismo no realicen actividades que, durante los fines de semana, son permitidas con absoluta impunidad por sus progenitores...

Ahora, además, se me exige que, como buena española, arrime el hombro y «done» parte de mi sueldo por solidaridad (no así a los colegas de la concertada, que, recibiendo también dinero público, ¿van a seguir cobrando lo mismo?). Para colmo, mi trabajo está totalmente desprestigiado por la sociedad, que sólo ve las largas vacaciones -cada vez más cortas- que tenemos los docentes sin pensar en las horas que fuera de los institutos debemos dedicar a corregir, preparar clases, formarnos....

Y, ahora, me dirán: ¿no estamos más cerca de una ONG que de un colectivo de trabajadores asalariados?

María Teresa Pasero Montero. Leganés (Madrid)

El salario de los funcionarios

La reducción de salarios de los funcionarios a partir del mes de junio representa una vez más la peor y más injusta medida de ahorro por parte del Gobierno. No es justo que el fracaso e inoperancia de un Gobierno lo paguen los funcionarios, grupo que no se encuentra entre los que toman las decisiones políticas y económicas, como son los políticos, ni en las decisiones sobre capitales e inversiones, como los bancos. Por consiguiente, los problemas económicos en los que se encuentra España están siendo pagados primeramente por los parados, y a continuación comenzarán a pagarlos los funcionarios y jubilados. En otras palabras, serán aquéllos que no han tenido responsabilidad alguna los que pagarán los «platos rotos».

Por otra parte, el Gobierno aplica una reducción salarial a los funcionarios de forma distinta a como suben los salarios, que lo hacen de forma porcentual, igual para todos. Sin embargo, la reducción la hacen aplicando porcentajes distintos, de tal modo que la relación de salarios en términos porcentuales disminuye, y por tanto la remuneración en función de la responsabilidad del puesto se diluye. En otras palabras, la reducción de salarios se va a realizar como si fuera un impuesto similar al IRPF: quien más gana más paga, cuando el salario tiene una naturaleza distinta y el principio de responsabilidad y conocimientos debe ser tenido siempre en cuenta, tanto para una subida salarial como para una reducción, lo que se consigue siempre con el mismo criterio porcentual para todas las categorías.

S. Medina. Madrid

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