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Sale a la luz una entrevista censurada del mariscal Zhúkov

El jefe militar ruso admitió hace 44 años que faltó muy poco para que los nazis entraran en Moscú

Sale a la luz una entrevista censurada del mariscal Zhúkov

La historiografía soviética defendió siempre que la encarnizada y heroica resistencia del Ejército Rojo fue lo que impidió que las tropas hitlerianas entraran en Moscú en el otoño de 1941. Sin embargo, siendo cierta tal aseveración, el mariscal Gueorgui Zhúkov, uno de los comandantes militares artífices de la derrota nazi, aseguró en 1966 que las cosas hubiesen sido muy diferentes “si el enemigo hubiese desplazado más deprisa el grueso de sus fuerzas”.

Zhúkov se refirió entonces al durísimo invierno de 1941 como otro de los factores que ayudaron a las tropas soviéticas a mantener a raya a sus adversarios a las puertas de la capital. Aquellas palabras, pronunciadas durante una entrevista concedida hace 44 años al escritor Konstantín Símonov, para un documental con motivo del 25 aniversario de la “Batalla de Moscú”, no llegaron a ser difundidas por la televisión.

La entrevista fue censurada por la cúpula comunista y se ordenó incluso que fuera destruida. Pero Vladímir Pozner, padre del popular presentador del mismo nombre, editó una copia y la envió al archivo, en donde ha estado clasificada como alto secreto hasta la fecha. En la víspera del 65 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi, que se celebra el próximo domingo con un grandioso desfile en la Plaza Roja, Pozner hijo ofreció en primicia la pasada madrugada la conversación entre Zhúkov y Símonov a través del primer canal público de televisión ruso (Piervi).

“No teníamos plena certeza de que podríamos detener al enemigo en su progresión hacia Moscú. Pensábamos que sería posible cortar el avance de sus unidades de vanguardia, pero, si hubiesen desplazado más deprisa el grueso de sus fuerzas, eso hubiese sido muy difícil de parar”, reconocía Zhúkov en sus inéditas declaraciones.

Según sus palabras, “nuestro dispositivo defensivo instalado en la línea de Mozhaísk -a 110 kilómetros al oeste de Moscú- era a todas luces insuficiente”. El mariscal soviético, fallecido en 1974, cuenta también su encuentro con Stalin, cuando éste le llamó para analizar la situación y recabar de él información. Después de reunirse con el dictador comunista, Zhúkov salió de inmediato hacia el frente, en donde pudo constatar que “centros de mando enteros desaparecían” bajo el empuje de la Wehrmacht.

Zhúkov fue encargado de la defensa de Moscú a principios de octubre de 1941. A mediados de mes, los alemanes llegaron hasta Viazma, a poco más de 200 kilómetros de la capital. Empezó entonces la evacuación de civiles hacia el este y el envío en ferrocarril hacia los Urales de las reservas de oro y obras de arte. Se elaboró un plan para, en caso de una inminente ocupación de la ciudad por las tropas alemanas, destruir fábricas, puentes y cualquier instalación estratégica.

Pero los nazis no entraron finalmente en Moscú. Tras una batalla que duró hasta enero de 1942, se creó una línea de defensa permanente que no pudo ser rota. Cerca del aeropuerto moscovita de Sheremétievo, en la carretera de San Petersburgo, está marcado el punto en donde se logró contener a los tanques alemanes.

Zhúkov, cuya estatua ecuestre se encuentra actualmente a la entrada de la Plaza Roja, participó también en la toma de Berlín, en 1945. Tras la contienda, el mariscal cayó en desgracia, debido a que su enorme popularidad despertó los celos de Stalin. Fue arrinconado como jefe de la región militar de Odessa (Ucrania). Más tarde, en 1953, fue nombrado ministro de Defensa.

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