Autosatisfacción y propaganda
El presidente del Gobierno sigue en su mundo onírico, sin entender la lección griega. Tampoco la entiende muy bien Europa, porque el plan acordado tiene múltiples interrogantes. ¿Por qué iba Grecia a pagar sobreprecio por el dinero europeo en vez de acudir al FMI?, ¿considera ... Europa suficiente condicionalidad el Programa de Estabilidad ya presentado?, ¿qué pasa si Grecia no paga?, ¿se contempla una restructuración ordenada de la deuda o los especuladores se irán de rositas y cobrarán el 7,75% de interés por sus préstamos?, y sobre todo, por la cuenta que nos trae, ¿se crea un mecanismo disponible para el país que lo necesite? Porque leída ayer la entrevista amiga de Zapatero, cada vez estoy más nervioso.
Lo peor es que parece creerse lo que dice. Que su gobierno ha dado muestras de responsabilidad y austeridad en el pasado, cuando se gastó el excedente de la burbuja inmobiliaria y despidió al contable cuando le dijo que se acababa el dinero. Que ya tiene un plan creíble sobre la mesa, cuando hasta el gobernador del Banco de España y el honorable Montilla, que no son precisamente los neocons a los que Zapatero suele sacar a pasear, le piden aclaraciones. Que el ajuste fiscal de 2010 se ha cumplido a rajatabla, cuando cada Consejo de Ministros aprueba un nuevo plan de gasto que, eso sí, no se empieza a pagar hasta 2013, porque ya se sabe que los mercados son miopes. Que el ajuste fiscal es compatible con la protección de los llamados derechos sociales, que son en realidad privilegios adquiridos por grupos con el poder de amargarle la fiesta. No hay asomo de rectificación, ni voluntad de aprender. Solo altanería, suficiencia y presunta superioridad moral. Como el Real Madrid de mis desvelos. No estamos en Segunda división, pero la Champions es cosa de otros porque no hay proyecto.
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