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Con 270 bellotas de hachís en el cuerpo

Las ingerían en Marruecos y viajaban a Madrid. En la operación hay 15 detenidos, entre ellos el jefe

EFE Las radiografías muestran la droga que los «boleros» se habían introducido en el cuerpo

Los métodos para «bajarse al moro» se modernizan. Ahora, las redes dedicadas a traficar con droga procedente de Marruecos organizan viajes semanales, como de si una agencia o «touroperador» se tratara. Y tienen su propia línea de transporte.

A ello se dedicaba una banda que enviaba cada semana a jóvenes rumanos al reino alauita en furgonetas. Éstos ejercían de «correos humanos», es decir, ingerían por vía oral el hachís, en forma de «bellotas», y de ese modo, lo traían a Madrid, en donde era almacenado y distribuido.

En un piso patera

A su llegada a la capital, los «correos» expulsaban la droga en un «piso patera», situado en el distrito de Usera-Villaverde, en donde guardaban la sustancia y la preparaba para su posterior venta.

La Policía ha detenido al grupo, compuesto por 15 personas de nacionalidad rumana, de las que 13 ejercían de «correos humanos» o «mulas» y ha intervenido 1.510 «bellotas» con un peso total de 8.7 kilos. El precio por kilogramo de hachís en el mercando es de mil euros.

Así lo explicó ayer el jefe del Grupo XV de la Policía Judicial, que subrayó que lo novedoso del «modus-operandi» radica en los continuos desplazamientos.

El objetivo de la red era obtener el máximo rendimiento al viaje. De ahí la frecuencia de las rutas y el número de «viajeros», 8 o 9, que ingerían importantes cantidades de «bellotas», entre 160 y 270 cada uno. Cada «bola» contiene entre 6 y 7 gramos.

La operación, bautizada como «caravana», comenzó ante las sospechas del Grupo de Estupefacientes de la Comisaría de Móstoles de que un hombre, el cabecilla, y el único con antecedentes por delitos similares, se dedicaba a la captación de «correos» de su misma nacionalidad, en dos domicilios que frecuentaba. Uno, el «piso patera» de la capital, punto de salida y llegada de cada viaje, y en el que los «muleros» se encerraban después para expulsar la sustancia. Y, el segundo, en Móstoles, donde había también un constante trasiego de personas.

«Pillados en la A-4»

Además, el líder engañaba a conocidos suyos en Rumanía, a los que ofrecía un trabajo en la construcción. Una vez aquí, les obligaba, bajo amenazas, a viajar a Marruecos para servirse de ellos.

El pasado 5 de marzo los agentes interceptaron una de las furgonetas en la A-4, cerca de Madrid, y comprobaron con radiografías, que los «pasajeros» tenían numerosas «bellotas en su aparato digestivo. Ahí se detuvo a 9 personas. El resto, cayó poco después.

La organización extremaba las medidas de seguridad para no ser descubiertos al cruzar la frontera. Así, procuraban que los «correos» salieran a horas distintas del reino alauita y cambiaban de vehículo con frecuencia. Además, los pasajeros de un vehículo no tenían por qué coincidir durante todo el trayecto, tratando de desviar la atención.

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