Las perspectivas de que los resultados de este ejercicio sean mejores que los del pasado son prácticamente nulas
Domingo
, 28-03-10
El pasado ejercicio ha sido malo para las cajas de ahorros ya que ganaron menos de la mitad que un año antes y porque en el último trimestre casi la mitad de las cajas existentes, 20 de 45, registraron pérdidas por el esfuerzo en saneamientos que tuvieron que llevar a cabo para cumplir los requerimientos de las autoridades supervisoras. Pero parece que lo peor no ha pasado. Que el año actual puede reflejar unos resultados globales menores de los alcanzados en 2009.
Las razones son varias. La primera de ellas que la sequía de créditos nuevos va a seguir siendo una realidad y por lo tanto que las cajas en su conjunto, posiblemente como los bancos, no van a aumentar sus balances y tampoco sus cifras absolutas de ingresos. Otra razón es que el rendimiento de los créditos que efectivamente se cobren tenderá a ser menor porque todavía en la mayor parte del año las revisiones de los créditos hipotecarios van a ser a la baja. Hay que recordar que el Euribor, a día de hoy, aún sigue marcando cifras históricamente bajas, y que es la referencia para las revisiones de las hipotecas que conforman una parte muy importante de la cartera crediticia de las cajas.
La competencia ataca
Si el aumento de los ingresos de forma significativa es complicado, la evolución de los gastos financieros no parece caminar con la misma velocidad de crucero hacia abajo. Obtener financiación interbancaria parece complicado en estos momentos; los mercados siguen muy cerrados para muchas entidades y van a seguir así al menos hasta que se clarifique la situación de varias de las entidades. Los bancos nacionales siguen prestando a las cajas, entre otras cosas porque no hacerlo les podría poner en dificultades a ellos mismos. Las autoridades monetarias mantienen las líneas abiertas pero todo indica que empezarán a cerrarlas en un futuro no demasiado alejado lo que encarecerá esa vía de obtención de recursos.
Y en el mercado interno las cosas no están más despejadas. Banesto y Popular han iniciado una campaña agresiva de captación de depósitos, ofreciendo rentabilidades a un año cercanas al 4%, campaña a la que se ha sumado el Santander que ha puesto el listón de la rentabilidad en esa cifra. En el Santander afirman que se trata de una maniobra «defensiva» pero lo cierto es que llega en el peor de los momentos posibles para buena parte de las cajas de ahorros que, ahora, no pueden competir en precios por los depósitos.
La decisión del Santander, no entendida por algunos analistas que no acaban de ver qué necesidad tiene el primer banco nacional de endurecer el mercado de depósitos cuando él no tiene demasiadas dificultades para obtener financiación y seguro que en mejores condiciones que las que ofrece a los clientes particulares, está teniendo ya incidencia en algunas entidades, bancos y cajas, de pequeño tamaño que ven como se ha frenado el ritmo de crecimiento de sus depósitos o incluso han empezado a disminuir.
Junto a todas estas cuestiones parece evidente que mientras la economía no entre en una senda de crecimiento sostenido y relativamente importante la morosidad del sistema crediticio crecerá aunque sea a un ritmo menor que el registrado en 2009. Por tanto seguirá existiendo la necesidad de hacer provisiones crecientes para hacer frente a los requerimientos que puedan hacer las autoridades de supervisión.
Volumen en aumento
Es posible que, con cargo a los resultados del último trimestre del año pasado, el Banco de España haya endurecido su posición y obligado al conjunto de bancos y cajas a realizar dotaciones extraordinarias no estrictamente necesarias en ese momento por calendario de morosidad pero que en definitiva no son otra cosa que un cierto adelantamiento de algo que necesariamente tenía que ocurrir en el futuro inmediato. Pero eso no contradice que, con toda seguridad, en este ejercicio el volumen de provisiones vaya a aumentar de nuevo. Entre otras cosas porque la política prudencial del Banco de España se mantendrá inalterable.
Por último, los numerosos procesos de fusión que van a vivir las cajas de ahorros van a obligar a éstas a centrarse en solucionar los problemas de integración que surgirán (cierre de oficinas, reducción de plantillas, etc...) y poner mucha menos atención en el desarrollo del negocio. Es lo que ha pasado siempre y ahora también ocurrirá.