Un sincrotrón a media luz

Ciencia aparte, el estreno ayer de Alba tiene un calculado efecto mediático, político. La inauguración de este equipamiento se ha hecho coincidir con la celebración esta semana en Barcelona de la Conferencia anual Europea de Infraestructuras de Investigación (ECRI), en el marco de la presidencia española de la Unión Europea. Además, de hecho Alba aún está en fase de pruebas y montaje, y su entrada en funcionamento se hará de forma progresiva durante este año hasta llegar a la plena operatividad en 2011.

Un sincrotrón es una estructura en forma de anillo de grandes dimensiones (de 90 metros de diámetro en el caso de Alba), en cuyo interior corren electrones a una velocidad casi igual a la de la luz. Gracias a eso, se produce una luz muy intensa -un billón de veces más potente que los rayos X- que permite observar fenómenos microscópicos con una precisión excepcional y escudriñar la materia de manera exhaustiva. Así, por ejemplo, algunas aplicaciones que esta instalación hará posible son el estudio de las estructuras biológicas y las proteínas, el análisis de virus y bacterias, la creación de nuevos fármacos, el diseño de nuevos materiales , el estudio de fósiles, etc.

En Europa hay cerca de 20 sincrotones, pero Alba será el de referencia en el sur de Europa. Ahora, el más meridional es el de Grenoble (Francia). Está cofinanciado al 50% por el Gobierno y la Generalitat y tiene un coste de 201 millones de euros. «Es un buen instrumento para atraer la inversión privada», dijo Zapatero. Con todo, de momento sólo dos empresas privadas se han interesado, aunque aún no han empezado de forma oficial los trámites para ofertar el «alquiler» de Alba a proyectos privados.