Hazte premium Hazte premium

Los hispanos toman Washington para exigir la reforma de la inmigración

Los hispanos toman Washington para exigir la reforma de la inmigración

Decenas de miles de manifestantes -la mayoría hispanos- ocuparon pacíficamente ayer el centro de la capital para exigir una reforma de la inmigración que permita regularizar a los millones de «sin papeles» acumulados desde la última gran amnistía en 1986. Para los organizadores, «el tiempo de las promesas ha terminado». Y tras el épico pulso sanitario, ha llegado el momento de que el Congreso y la Casa Blanca arreglen el disfuncional sistema para acceder al sueño americano.

Miles de manifestantes se concentraron frente a la Casa Blanca antes de realizar una marcha en el Mall de Washington, mientras los congresistas votaban la reforma sanitaria en el Capitolio. Convocados por la proinmigrante Casa de Maryland, muchos de ellos llevaban camisetas oscuras en las que se leía: «No más promesas rotas. No más familias separadas».

Historial del congresista

Más allá de las manifestaciones, la coalición de grupos a favor de una reforma de inmigración intenta mantener una presión constante sobre Washington hasta las elecciones legislativas de noviembre, con las correspondientes amenazas de represalias electorales. Entre sus iniciativas destaca la recaudación de donativos a través de mensajes de móviles para hace «lobby», la distribución de cupones para comida mexicana y un esfuerzo para puntuar a cada congresista por su historial en materia de inmigración.

Durante los últimos meses, la comunidad hispana de Estados Unidos ha acumulado crecientes frustraciones hacia la Administración Obama y los líderes del Partido Demócrata. Con reproches de haberse olvidado por completo de sus promesas de reformar el sistema de inmigración y legalizar los estimados once millones de «sin papeles». Algo que intentó el presidente Bush en 2007 sin lograr superar una frontal oposición, sobre todo dentro del Partido Republicano, hacia la idea de «recompensar» a inmigrantes ilegales.

La semana pasada, Barack Obama expresó públicamente su respaldo a la «prometedora propuesta bipartidista» elaborada por los senadores Charles Schumer (demócrata de Nueva York) y Lindsay Graham (republicano de Carolina del Sur). La iniciativa parte de la base de que el actual sistema de inmigración está «malamente roto» y tiene que ser reemplazado por una alternativa más «racional».

La reforma Schumer-Graham gira en torno a lo que ellos mismos han descrito como «cuatro pilares fundamentales»: crear una tarjeta de la Seguridad Social con toda clase de datos biométricos para asegurarse que los inmigrantes ilegales no tienen acceso a puestos de trabajo; aumento de seguridad fronteriza; creación de un programa de trabajadores temporales e implementar un «duro pero justo» camino para la legalización a los «sin papeles» que ya se encuentran en Estados Unidos.

Obama se ha reunido con los senadores en cuestión y con grupos a favor de esta reforma, a los que reiteró su compromiso de aportar soluciones. Pero el clima económico no es precisamente favorable. Entre advertencias de «suicidio político» por querer regularizar a millones de inmigrantes, con una dolorosa tasa de paro oficial que ronda el 10%, pero que en realidad se aproxima más bien al 17%.

Según grupos opositores como «NumbersUSA», «cuando tenemos quince millones de ciudadanos de Estados Unidos en paro y buscando trabajo, por supuesto que no es el momento para una amnistía sino para reducir la competencia de trabajadores extranjeros». Pero los defensores de una reforma de inmigración insisten en la existencia de grandes beneficios económicos, si se legaliza a todos los «sin papeles» que normalmente desempeñan empleos no deseados por los ciudadanos.

De no lograrse una reforma integral, algunos grupos pro-inmigrantes insisten en conseguir algunas medidas parciales este año. Por ejemplo, la legalización de universitarios o trabajadores agrícolas indocumentados, facilidades para la reunificación de familias, suspender las deportaciones o impedir que las autoridades adopten medidas restrictivas contra los ilegales.

Las llaves de la casa

En cualquier caso, el sendero legislativo en el tema de inmigración se presenta tan complicado como el de la reforma sanitaria. Según indicó el diputado Lamar Smith, portavoz republicano en el Comité Judicial de la Cámara Baja, la propuesta Schumer-Graham «nace con la oposición del pueblo americano a recompensar a los que rompen la ley, lo que además incentiva la inmigración ilegal». A su juicio, es comparable a «darle las llaves de casa al ladrón».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación