La Junta militar birmana veta a la Nobel de la Paz Suu Kyi en las elecciones
Continúa la farsa electoral en Myanmar (antigua Birmania). La Junta militar que gobierna este país del sureste asiático con puño de hierro dio a conocer ayer más detalles sobre las elecciones que se celebrarán, probablemente, en otoño. A dichos comicios, los primeros que tienen lugar en dos décadas, no podrá presentarse Aung San Suu Kyi, la Premio Nobel de la Paz que barrió en las elecciones de 1990 y después se ha pasado 14 de los 20 últimos años confinada bajo arresto domiciliario por oponerse al régimen que dirige el general Than Shwe.
La Ley de Registro de Partidos Políticos elaborada a medida por la Junta prohíbe la militancia de personas que hayan sido condenadas por un tribunal, así como a funcionarios y religiosos. No en vano, los venerados monjes budistas lideraron en septiembre de 2007 la “Revuelta Azafrán” contra la Junta militar, que fue aplastada a sangre y fuego. Además, esta nueva norma obliga a los partidos a expulsar a los miembros que “no cumplan los pertinentes requisitos”, por lo que el régimen se quita así de un plumazo a numerosos líderes opositores que han pagado con la cárcel su lucha por la democracia.
Para concurrir a las elecciones, la Liga Nacional para la Democracia (LND) se verá obligada a expulsar a la “Dama”, como es popularmente conocida Suu Kyi, tan querida por los birmanos que los generales están haciendo todo lo posible para quitarla de la circulación. Junto a Suu Kyi, hija del respetado “padre de la patria”, el general Aung San, los grupos defensores de los derechos humanos calculan que en Birmania hay unos 2.100 prisioneros políticos.
“La LND no debería participar en las elecciones bajo estas normas tan injustas y amañadas. Es hora de que muestre su fuerza política desafiando el clima antidemocrático”, criticó desde el exilio en Bangkok U Zin Linn, uno de los representantes del Gobierno birmano elegido en los comicios de 1990. “Estas elecciones no garantizarán los derechos humanos ni la democracia y provocarán un conflicto civil, así que la LND debería mostrar el apoyo popular que tiene y lucir músculo para enfrentarse a la dictadura militar”, aseguró a ABC.
En declaraciones a las agencias internacionales, Aung Thein, un abogado que defiende a opositores pro-democráticos, denunció que “es muy injusto que un miembro de un partido que haya cumplido una pena de prisión por sus convicciones políticas tenga que ser expulsado, lo que supone inmiscuirse en sus asuntos internos”.
Los partidos políticos tienen ahora 60 días para registrarse o, de lo contrario, dejarán de existir legalmente. Aunque el régimen birmano reconoce a diez formaciones políticas, los militares han impuesto una dictadura basada en la represión y el terror para perpetuarse en el poder y seguir expoliando los ricos recursos naturales de este país que vive en la miseria. Para satisfacer a la presión de la comunidad internacional, la última jugada ha sido convocar unas elecciones a medida que no serán ni libres ni democráticas y donde los militares se reservan un cuarto de los escaños del Parlamento.
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