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Se multiplican las reacciones a las polémicas palabras de Rosa Díez

Como si de un movimiento sísmico se hubiese tratado, las polémicas declaraciones de la ex socialista Rosa Díez han provocado una oleada de réplicas que -en forma de indignada respuesta- no cesan de salir a la luz pública. La clase política en pleno, tanto a nivel autonómico como nacional, quiso dejar clara su posición desde el primer momento con respecto a unas palabras que demuestran la pervivencia de unos tópicos tan infundados como arcaicos y censurables.

Uno de los primeros en manifestar su malestar por dichas declaraciones fue el propio presidente del Gobierno autonómico, Núñez Feijóo, quien le espetó a Díez que «no ofende quien quiere sino quien quiere». Los grupos de la oposición y algunas de las instituciones culturales gallegas más representativas lo secundaron. Pero la polémica, lejos de disiparse, llegó hasta el propio Zapatero -destinatario del desplante- quien se preguntó «cómo alguien puede encontrar sentido peyorativo en el término leonés, o catalán, o madrileño, o andaluz». Además, el presidente del Gobierno declaró que «si hubiese nacido en Galicia, se sentiría profundamente orgulloso de ser gallego».

Durante la jornada de ayer, las valoraciones provenientes de los entes públicos continuaron aflorando. Todas estas estimaciones comparten un mismo denominador: la indignación ante lo que consideran una evidente falta de respeto hacia los gallegos. Una de las respuestas más destacables en este sentido fue la del ministro de Justicia, Francisco Caamaño. El gallego -muy comedido en su contestación- aseguró que la ex socialista «no había estado afortunada en sus palabras». Más rotunda fue la respuesta de la Diputación de Pontevedra, organismo que aprobó por unanimidad una declaración que condena la inapropiada intervención de la diputada al representar ésta una «falta de respeto». «Orgullosos de nuestra condición de gallegos, de nuestra historia y de nuestra realidad cultural, condenamos las manifestaciones peyorativas de la diputada por lo que significan de intolerancia y de falta de concordia», expresaron.

La respuesta dada por Díez a través de sus representantes no logró calmar una indignación popular que reclama las disculpas de la cofundadora de UPyD. Su portavoz oficial defendió que llamar a alguien «gallego, en sentido peyorativo» no es un insulto por lo que no debiera ofender a nadie. Además, según comentó públicamente, no se han planteado pedir disculpas.

Una prueba de que Díez y sus secuaces prefieren dejar que pase la tormenta son las entradas del blog que la diputada regenta en Internet y que actualiza con asiduidad. Y es que en ninguno de los artículos posteriores a su aparición en prime time se menciona el altercado.

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