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Infieles y ninfómanas por una buena causa

La Drosophila pseudoobscura / University of Exeter

La promiscuidad está justificada. Al menos entre las hembras de algunas especies, desde insectos a mamíferos, que se aparean con distintos compañeros, sacrificadas ellas, con el único objetivo de garantizar la superviviencia del clan . El precio a pagar por esta vida disoluta puede ser muy alto, como les sucede a las moscas de la fruta, ya que dedican tanta energía al asunto que corren el riesgo de morir extenuadas. Pero, ¿de verdad es necesario tanto empeño? Una investigación, publicada en la revista Current Biology , puede resolver el misterio de la infidelidad femenina ... entre los animales.

Conocido como «poliandria» entre los científicos, el fenómeno de las hembras con múltiples parejas es compartido por la mayoría de las especies animales. Los investigadores de las Universidades de Exeter y Liverpool sugieren que este comportamiento reduce el riesgo de que las especies entren en vías de extinción debido a que todas las crías nazcan hembras. Esto puede ocurrir como resultado de que algunos machos llevan en su cromosoma X el gen SR , que los especialistas clasifican como un gen egoísta porque hace que todos los espermatozoides que llevan el cromosoma Y mueran. Eso implica que estos individuos sólo tengan descendencia femenina , y que su prole lleve en los genes el ADN distorsionado. Finalmente, llegará un momento en el que los machos desaparecerán y la población se extinguirá.

Quince generaciones de moscas

Para el estudio, los científicos trabajaron con la mosca de la fruta Drosophila pseudoobscura . Dieron a algunas de ellas la oportunidad de aparearse naturalmente, lo que significó que muchas hembras tuvieron parejas múltiples. Las demás fueron limitadas a tener una vida más aburrida, con un compañero cada una. Los científicos criaron a estas «mascotas» durante varias generaciones, para ver cómo evolucionaban.

Después de quince generaciones, cinco de los doce grupos que habían sido monógamos se extinguieron como resultado de la muerte de los machos . «Nos sorprendió la rapidez -un plazo de nueve generaciones- con la que la población podía morir como resultado de que las hembras se aparearan con un solo compañero», asegura Nina Wedell, autora principal de la investigación y profesora de la Universidad de Exeter. Sin embargo, el gen SR era mucho menos frecuente en las poblaciones en las que las hembras tenían la oportunidad de tener varias parejas y ninguna de estas familias llegó a extinguirse.

El estudio demuestra que la promiscuidad puede suprimir la propagación del gen SR . Los machos con esta anomalía producen sólo la mitad de esperma que los individuos sanos. Cuando una hembra se acopla con distintos machos, el esperma de los galanes competirá para lograr la fecundación. Ante eso, el de los machos «imperfectos» está fuera de la carrera y las

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