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ABC Cultural

Serrat: «Ojalá los adolescentes hagan copias furiosamente»

El cantante Joan Manuel Serrat /ERNESTO AGUDO

Eran tiempos todavía muy difíciles, oscuros y sombríos. Al régimen de Franco le quedaban tres años de vida, casi unas horas tras cuatro décadas de tinieblas. Pero como un toro malherido aún repartía a diestra y siniestra (sobre todo a siniestra) rabiosas cornadas, ... derrotas enloquecidas que podían llevar a Carabanchel, a la Modelo, ante el temible TOP, el Tribunal de Orden Público. Herido pero astifino, el morlaco franquista decretaba el silencio, y a la vuelta de cualquier esquina podían aparecer los sociales, y uno, con cara de bueno, con el carné en la boca. Corría el año 1972, por ejemplo, y una cantautor de Barcelona iba a poner cantando unos cuantos puntos sobre otras tantas íes, las de la poesía de Miguel Hernández , aquel pastor rojo, aquel poeta yuntero que había muerto encarcelado en la prisión de Alicante. El cantante era Joan Manuel Serrat , y aquel disco recuperó para los españoles el verbo y la palabra de Miguel, convirtió sus desoladas pero también combativas rimas en una colección de grandes éxitos. Serrat y Miguel Hernández consiguieron que la poesía fuera el pan de cada día, poesía necesaria como el aire que respiramos trece veces por minuto. Tantos años después, tantas idas y venidas de la vida por la vieja España, enterradas más o menos las tinieblas, Serrat vuelve a Orihuela, su pueblo y el nuestro, y vuelve a la poesía de Miguel, con “Hijo de la luz y de la sombra”, trece canciones preñadas de emoción, de ternura, de belleza.

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