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Contador: «Vivo muy relajado sin Armstrong»

El doble ganador del Tour arranca este miércoles su temporada en la Vuelta al Algarve a los mandos de un equipo joven. «No me veo tan superior. Eso sí, me entreno para tener más nivel que los demás»

Contador: «Vivo muy relajado sin Armstrong»

Alberto Contador (Madrid, 27 años) se pone en marcha. El mejor ciclista del mundo es un tipo concienzudo, metódico, hijo de su tiempo. Busca su tercer Tour en una senda de aspecto imparable. Estrena 2010 el miércoles en la Vuelta al Algarve. Antes de salir hacia Portugal, atendió a ABC.

-Empecemos por el principio. ¿Cuándo montó en bicicleta por primera vez?

-Tenía ocho años y era una especie de moto con pedales.

-¿Y luego?

-Una mountain bike a los 12 años que me trajeron los Reyes Magos. Y en una bici de carretera, a los quince años.

-¿Y su primera carrera?

-Fue en Barcarrota, el pueblo de mi familia. Le pedí prestada la bici a mi tío. Era un circuito con muchísimas curvas que llegaba a un campo de fútbol. Salí el último.

-¿Y llegó el primero?

-Sí. Gané. Con catorce años.

-¿Y su primer puerto?

-¿Mi primer puerto...? Bueno, no era un puerto realmente, pero me pareció el Tourmalet. Se llama Cuesta la Nueva, un repecho de tres kilómetros en San Martín de la Vega.

-¿A usted le gustaba el ciclismo?

-No especialmente. Para mí era un deporte más. No me llamaba mucho la atención, para que le voy a engañar. Por entonces jugaba al fútbol y practicaba el atletismo, el cross. El ciclismo sólo lo veía en la tele.

-¿Contador futbolista?

-Sí, sí,... No tenía puesto fijo. Jugaba de lateral derecho y era leñero, ja, ja, ja.

- ¿Cuándo se dio cuenta de que era un buen ciclista?

-En una Subida a Gorla (carrera del País Vasco con la elite del pelotón aficionado).

-¿Y que conclusión sacó?

-Todos llevaban las bicis de Cipollini, últimos modelos, buenas monturas, pero yo superé el récord de la subida.

-Su hermano y ahora mánager le metió en el ciclismo. ¿Era mejor corredor que él?

-Ja, ja, ja,... Digamos que yo era más ambicioso.

- ¿Tan depredador era usted?

-No me gustaba que me dejasen atrás cuando salíamos en grupo. Durante tres fines de semana me descolgué. Al cuarto gané yo.

-¿Y qué deporte veían en casa de sus padres?

-Siempre han sido futboleros. También mis amigos. Mi padre es muy del Madrid. Con mi hermano veía las carreras de ciclismo.

-¿Cuándo retiró del trabajo a sus padres?

-Mi madre aún trabaja. Es administrativa en el Ayuntamiento de Pinto. Mi padre, como sabes, dejó su trabajo para atender a mi hermano discapacitado.

- Dicen que es muy serio cuando corre...

-Es verdad. Voy concentrado. Me gusta dar el mejor nivel y no descuidarme. Y también tengo tiempo para echar unas risas, qué narices...

- Dicen que es un buen chico, alegre y noble...

-Alegre, sí. Buen chico, también. Uff, tanto piropo no me gusta.

-Espere, espere. Dicen que le gusta mucho el dinero y que no reparte con sus compañeros...

-Ambas cosas son mentira. Podría haber sacado más beneficio si hubiera aceptado otras ofertas. Me he fijado más en lo deportivo. Y lo de no repartir es mentira.

-Dice Armstrong que vive muy ligado al pueblo, en plan paleto...

-Armstrong y yo somos tan diferentes. Yo soy amigo de mis amigos, de mi familia, de los aficionados. Estoy orgulloso de mantener a mis amigos de siempre, los que me apoyan por lo que soy. Armstrong me halaga.

- ¿Le echa de menos?

-¿A Armstrong? No. Vivo muy relajado.

-Todos sus compañeros del Tour se han ido con él...

-Sacó un buen proyecto en un buen momento. Yo estaba atado de pies y manos con un contrato en el Astana.

-¿Y si su Astana sale flojo?

-Sé que otros equipos parecen más fuertes, pero confío en todos mis compañeros. Las cosas se están haciendo bien.

- Y tiene como director al ex de Pantani.

-Estoy contentísimo con Martinelli, la relación es excelente. Ha ganado cuatro o cinco Giros, un Tour. Haremos un buen dúo.

- ¿Usted se ve tan superior frente a sus rivales como se le ve desde fuera?

-Yo no me veo tan superior. Entreno todo lo que puedo para tener más nivel que los demás, eso sí. Si estoy bien, puedo disputar todas las carreras. Ganar depende de muchísimos factores.

-Se decía que el ciclismo estaba muerto...

-No lo creo. Siempre ha tenido vida. En el Mont Ventoux había medio millón de personas. Y en Alpe d´Huez. Y todo son molestias para los seguidores en el Tour. Carreteras cortadas, pasar la noche en caravanas, subir las montañas a pie. El ciclismo está vivo.

- ¿Terminará corriendo en el equipo de Fernando Alonso?

-Ahora no pienso en eso. A Fernando le encanta el ciclismo. El asunto está ahora en «standby».

—¿Cree en Dios?

—Sí. Me lo inculcó mi familia.

—¿Es supersticioso?

—Nada. Sólo me santiguo antes de cada carrera.

—¿Sigue teniendo millones de pájaros en su jardín?

—Nooooo. Ya no tengo ninguno. No tengo tiempo para cuidarlos.

—¿Qué tal se le da la caza?

—Se me da mejor la bici. Me falta puntería. Cazo liebres, conejos, palomas, perdices, cosas así.

—¿Cómo es posible que en Holanda y Dinamarca todos vayan en bici y en España todos en coche?

—Eso mismo me pregunto yo. Nuestra cultura es esa.

—¿Qué se puede hacer para cambiarlo?

—Promocionar los carriles-bici, potenciar la base y quitar el miedo a los padres.

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