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Obama: «No abandonaré a los ciudadanos sin seguro médico»

Reitera una serie de medidas de estímulo económico y un esfuerzo para controlar el disparado déficit presupuestario de EE.UU.

En su empeño por recuperar la confianza perdida de un electorado frustrado por la crisis económica, Barack Obama, aprovechó su primer discurso sobre el estado de la Unión para colocar la creación de empleo como "nuestro foco número en el 2010". Durante su comparecencia programática de anoche, el presidente asumió algunos errores cometidos a lo largo de su primer año de gobierno pero sin llegar a considerar como una equivocación todo el capital político invertido en el bloqueado proyecto de reforma sanitaria.

Según advirtió Obama, «para cuando termine de hablar esta noche, más americanos habrán perdido su seguro médico. Millones lo perderán este año. Nuestro déficit aumentará. Las primas de las pólizas se encarecerán. Los copagos también. A los pacientes se les negarán los cuidados que necesitan. Los dueños pequeños negocios continuarán cancelando toda coberturas. Yo no voy a dar la espalda a estos americanos. Y tampoco lo debería hacer los que se sientan en esta Cámara».

A pesar de los ruegos de avanzar en la tramitación de la reforma sanitaria, los últimos sondeos de opinión coinciden en reprochar a Obama una excesiva atención a esa polémica cuestión en detrimento de la lucha contra la crisis económica. Y de hecho, los propios líderes demócratas del Congreso han empezado a reconocer que ya no sienten ninguna presión para completar rápidamente la prioridad legislativa en la que han vertido ocho meses de negociaciones y debates. Recortes de impuestos específicos

Bajo el principio de que la creación de empleo depende en buena parte de las pequeñas y medianas empresas, el presidente insistió en recortes de impuestos específicos para fomentar nuevas contrataciones y la expansión de negocios. Además de medidas de respaldo dirigidas hacia la clase media, como un aumento de las deducciones fiscales por cada hijo menor de edad o por el ahorro canalizado hacia planes privados de jubilación.

Según Obama, "lo peor de la tormenta ha pasado" pero todavía queda pendiente la tarea de reparar los profundos daños causados por la crisis. Junto a la insistencia de que el Congreso debe aprobar con urgencia un nuevo paquete de incentivos para la creación de empleo, el presidente ha recordado la necesidad de una pendiente reforma del sistema financiera que aplique las lecciones tan duramente aprendidas. Nuevas inversiones públicas en infraestructura

La Casa Blanca también va a seguir apostando por facilitar nuevas inversiones públicas en infraestructura que fomenten la creación de empleo. Con iniciativas como una primera partida de 8.000 millones de dólares para financiar la construcción de trece corredores ferroviarios de alta velocidad. Sector de transporte público en el que Estados Unidos presenta un evidente retraso en comparación a otros países industrializados.

Entre aplausos generalmente limitados a sus compañeros de partido, el presidente insistió en su negativa a aceptar "un segundo puesto para Estados Unidos". A su juicio, "no hay ninguna razón para que Europa o China deban tener los trenes más rápidos o las nuevas factorías para ensamblar productos de energía limpia". Según el presidente, "en esta nueva década es hora de que los estadounidenses tengan un gobierno tan decente como ellos". Congelación del salario de toda su plana mayor

En sintonía con los nuevos presupuestos federales que presentará el próximo lunes, el presidente Obama también reiteró su compromiso de poner freno a la sangría de números rojos en las arcas públicas de Estados Unidos como no se ha visto desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Este objetivo de sobriedad en el gasto público empezará por la propia nómina de la Casa Blanca, ya que el presidente confirmó anoche una congelación del salario de toda su plana mayor y la eliminación de bonificaciones para cargos políticos en el gobierno federal.

Para hacer frente a los más de 12 billones de dólares de deuda nacional, el presidente también anunció su intención de nombrar una comisión presidencial bipartidista. Sin embargo, ese grupo no tendrá el poder de forzar ningún tipo de decisión presupuestaria sobre el Congreso, ya que el Senado ha rechazado este semana que desde fuera se dicten recortes de gastos y aumentos de impuestos. Límites a la influencia del dinero privado en el proceso electoral

El presidente no dejó tampoco anoche de insistir en poner límites a la influencia del dinero privado en el proceso electoral americano, pese a la reciente sentencia del Supremo liberalizando las contribuciones de asociaciones, sindicatos y empresas, incluso extranjeras. A su juicio, existe un "déficit de confianza" que también debe controlarse con medidas "para acabar con la influencia desproporcionada" que en Washington ejerce la multimillonaria industria del "lobby".

Además. Obama confirmó anoche su deseo de acabar con la política de compromiso formulada por la Administración Clinton que permite a «gays» y lesbianas servir en las Fuerzas Armadas pero siempre que oculten su verdadera orientación sexual. Pero como concesión a la oposición dentro de los republicanos y de su propio partido, el presidente no llegó a anunciar una suspensión de esa política o un plazo para su eliminación

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