El PP entra en la tercera fase
Los populares dedicaron el primer año de legislatura a consolidar el liderazgo interno de Rajoy_ Tras las elecciones gallegas, vascas y europeas, se centraron en una oposición dura contra el Gobierno_ Ahora toca mostrar todas las cartas de su alternativa
«Hoy ha venido de nuevo, señor Rajoy, en automático. Voy a calificar su intervención con una palabra: previsible. Ha estado previsible en lo de siempre: cero propuestas; negativo; catastrófico; contra los intereses de todos e insolidario en la medida en que no ha abierto ... ni la más mínima puerta ni el más mínimo resquicio al consenso». El portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, apuntó, disparó y dio donde más le duele al PP. Era el debate en Pleno sobre la Estrategia de la Economía Sostenible, y la oposición de Rajoy fue contundente, feroz. Pero una vez más la alternativa del PP se difuminaba entre sus duras palabras contra Zapatero.
El mensaje de Alonso -«el PP tiene cero propuestas»- se lo saben los socialistas de carrerilla. Lo sueltan en cada debate y lo cierto es que ha calado en la sociedad, aunque las iniciativas del principal grupo de la oposición, que las hay y algunas están aprobadas en Pleno, lo desmientan.
Miércoles, 20 de enero. El Congreso de los Diputados es un desierto. Los pasillos están vacíos, las salas permanecen apagadas y la falta de actividad lo impregna todo. En la sala de reuniones del Grupo Popular se hallan la portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría, con su equipo económico, capitaneado por Cristóbal Montoro. Perfilan el conjunto de iniciativas económicas que van a presentar en el periodo de sesiones que empieza en febrero, y que quieren que sea la columna vertebral de la alternativa del PP frente a la crisis. Rectificación de la subida de impuestos y rescate de los sectores en crisis. Ése es el mensaje que quiere transmitir el PP. El discurso tiene que ser claro: hay alternativa positiva y éstas son las propuestas. Comienza la tercera fase del largo camino del PP que acabará en las elecciones generales de 2012.
«Ha llegado la hora de exhibir nuestra alternativa», confiesa un diputado del PP, quien recuerda que ya gastaron el primer año de la legislatura en consolidar el liderazgo interno, que tuvo su punto de inflexión en el congreso de Valencia de junio de 2008. Superada esa etapa con los buenos resultados en las elecciones de Galicia, País Vasco y en las europeas, el PP se centró en ejercer una oposición dura por el paro y la recesión. Rajoy dedicó la práctica totalidad de sus minidebates semanales con Zapatero en el Congreso a la crisis. El monotema ha procurado al final una ventaja en las encuestas, que va de tres a cinco puntos, y una caída de la popularidad de Zapatero hasta ponerse a la altura de George Bush en los últimos meses de su mandato.
Confianza por los suelos
Al mismo tiempo, la confianza de los ciudadanos hacia Rajoy seguía sin levantar cabeza (el 80% tiene poca o ninguna en él, según el CIS). El resultado de esta primera parte de la legislatura sería que Zapatero ha caído al suelo, y Rajoy lo observa desde su puesto. Pero falta la iniciativa política, el proyecto ilusionante.
El PP lo sabe, y los tiempos están tan medidos y calculados que hay quien cree en el Congreso que la ausencia de propuestas en las intervenciones de Rajoy no era casual ni errónea. Todo estaba pensado. Había que dejar en evidencia a Zapatero y su Plan E, su economía sostenible y sus medidas que han derivado en cuatro millones de parados.
Entonces, cuando el panorama es negro y el Gobierno está tocado y hundido, el PP presenta su alternativa. Ése, al menos, es el objetivo. En los próximos meses la prioridad será tomar la iniciativa, presentar propuestas y mostrar que con el candidato del PP hay solución a la crisis.
El periodo de sesiones estará marcado, de forma irremediable, por las elecciones catalanas (como muy tarde serán en noviembre) y por la eventual sentencia del Estatuto. Las alianzas en el Congreso, la aprobación de propuestas y el rechazo de otras estarán condicionados por esos comicios. La capacidad de pactar del PP se pondrá a prueba, sobre todo con CiU, que pueden necesitarse en el futuro. Los populares han sacado adelante una veintena de iniciativas en Pleno, pero sólo han logrado que el PSOE caiga derrotado en 13 de casi dos mil votaciones.
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